11.6.19

Seamos felices y estamos descansados. Nos lo dicen nuestros enemigos

—¿Quién soy yo? ¿de dónde vengo?

Si nos dan la respuesta buena, la fácil, la simple y con la que ya podemos ir avanzando por la vida, se lo agradecemos al más pintado, aunque sea un manipulador. Lo importante es que logre la sociedad hacernos felices a nosotros mismos, a yo, y que podamos trabajar poco y disfrutar mucho. Si nos convencer de que la vida es maravillosamente fácil, que no nos tiene que importar el ruido ni el polvo, que con tal de ser esclavos alegres ya nos podemos dar con un cantico en los dientes, habremos triunfado.

Lo malo es que los que de verdad han triunfado son los que nos quieren ver así, felices y sin problemas, obedientes y descansados. Mientras otros piensen por nosotros, no nos tenemos que preocupar por el esfuerzo de pensar.