En periodos violentos como este, año 2025, hay profesiones más peligrosas que otras, que se han ido convirtiendo en peligrosas con arreglo a lo que nos va pidiendo esta realidad social violenta.
Hoy es peligroso ser periodista, médico, maestro, payaso, niño, incluso a veces ser militar y político.
Las verdades joden y molestan, las críticas mucho más.
Todo lo que sea estar en el espacio que no tiene armas ganadoras es peligroso, y se tiende a ese ejercicio aberrante de hacerlo callar, y para eso hay diversos métodos.
Las hemerotecas seguirán existiendo cuanto todo esto pase, y los hijos y nietos de muchos les dirán a la cara o de tapadillo a sus padres y abuelos, que no estuvieron a la altura, que la jodieron bien jodida y que fueron cómplices.
Los silencios siempre tienen un valor, sean del tipo que sean, vengan desde donde vengan.
No podemos ir los domingos a misa (quien vaya) y mucho menos creernos cristianos, si nos callamos ante estas barbaridades, en las que lo de menos es que las llamemos de una forma o de otra.
Lo de Gaza es Genocidio, pero me daría igual el nombre, lo importante sería pararlo y buscar luego responsabilidades. A todos los niveles. Lo repito. A todos los niveles.
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