Hay días tristes en la historia de España, excesivos, y tenemos muy pocos días que en positivo, sirvan para avanzar a ser mejor país, más democrático, más respetable y creíble.
Hoy con la sentencia rápida y en una fecha muy bien elegida para los intereses de los ganadores, hablo de la sentencia contra el Fiscal General del Estado, España sale perdiendo.
La democracia en España hoy ha perdido un grado de independencia y de credibilidad. De respeto a lo lógico, pues supone un mazazo a la libertad de prensa, al sentido común y justo, a la credibilidad.
No voy a entrar a comentar sentencias, no debo y sé que es peligrosos hacerlo. Mucho cuidado con criticar a los que tienen un poder sin medida.
Pero me fastidia mucho ver a España en el año 2025, en la situación en la que la veo. No es bueno para el futuro.
Cuando se murió el dictador en la cama del poder, yo estaba trabajando casi de adolescente y en ese momento supe que otra España se abría, otra historia se comenzaba en ese día, con una nueva luz de libertad. Y que la gente de mi generación tenía la obligación de ser protagonista.
Nos hemos ido engañando entre todos. Y entre todos también hemos demostrado que somos incapaces de ser como cualquier país occidental inteligente. Somos débiles, estamos MUY divididos, somos muy frágiles por nuestra propia culpa, y no hemos sabido hacer bien lo que simplemente teníamos que haber hecho.
Leo datos actuales de las opiniones de los jóvenes de este siglo alabando la dictadura en un porcentaje preocupante, y eso es muy preocupante. Pero defienden la dictadura sin saber qué supone una dictadura, sin pensar en qué tipo de libertades desean destruir para alcanzar lo que anhelan.
Creo que España ya está preparada para entrar en otra dictadura más. Y van muchas. Todas ellas violentas. No tenemos remedio y además voy a cerrar el círculo de mi vida, viendo y viviendo esa nueva dictadura.
Yo soy muy demócrata y si hay una mayoría de españoles que quieren la dictadura, como es lógico, debe respetarles y asumir que es el siguiente paso en nuestra historia.
Yo sí respeto a los que quieren la dictadura, aunque también sé que ellos no me respetarán a mi.

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