4.5.08

Ninguneados en Aragón. Artículo de Hipólito Gómez de las Roces

Por su interés, copio y pego un artículo de nuestro expresidente Hipólito Gómez de las Roces, sobre el trasvase, que hoy ha publicado El Periódico de Aragón. Palabra de aragonés.

La Generalidad de Cataluña vino a Zaragoza, nada menos que a negociar con los regantes la compra de cuotas de aprovechamiento de caudales, parece que sin contar siquiera, con la voluntad de la DGA. La reunión se celebró en la sede de la CHE y en ella participaba el señor Josep Puxeu que según leo, "gestionará la política hidráulica del Estado en los próximos años"; ya. La reunión se celebraba "a tres bandas" o sea, además del señor Puxeu, intervenía algún mandatario de la Generalidad y los de la Federación de Regantes del Ebro. No consta que participase alguien del Gobierno aragonés. Uno comprende que a ciertas autoridades nuestras les aburra "hablar tanto de trasvases y no de regulaciones" pero a otros del pueblo llano además de aburrirles, les indigna ver como esas autoridades se dejan ningunear a la hora de discutir asuntos tan serios y que no digan al menos y sin trapicheo alguno, que semejantes negociaciones son contrarias a ley, o sea de estraperlo.

Sin embargo, ¿cómo viene el Presidente de la DGA y afirma que "a Barcelona no se le asignará ni un litro más del Ebro" y luego añade que los caudales que ahora se mandarán a Barcelona no constituyen un trasvase? La realidad contradice opinión tan inverosímil, puesto que la llevanza del agua a Barcelona se hará mediante la prolongación hasta allí, del trasvase hecho en su día, del Ebro a Tarragona. Negarlo se opone e la verdad más elemental. ¿De donde le vendría el agua que ahora le den a Barcelona si no viniera del Ebro? o dicho de otra manera, ¿cuál sería la diferencia entre ese envío y un trasvase? En casos tan claros callar es mejor táctica que mentir; creo que el Ayuntamiento de Zaragoza ha tenido la prudencia precisa para reconocer que se trata a todas luces, de un trasvase. Y cada palo que aguante su vela.

A la oferta de compra de agua pública que les hizo la Generalidad, los regantes del Ebro han respondido "no" y ni cuerda ni legalmente, hubiesen podido contestar de otra manera porque el agua pública no está en el mercado y encima, si aquellos intentaran vender cuotas concesionales confesarían que no las necesitaban de manera que lo procedente sería reducirles los caudales aunque no para dárselos a usuarios de otra cuenca con un extenso litoral que les garantiza la sostenibilidad. El agua que se recuperara porque les sobrase a los regantes o que "ahorrasen", tendría que reintegrarse al común de la cuenca del Ebro y ser empleada dentro de ella, para satisfacer necesidades graves e injustamente crónicas como la sed de tantos pueblos de Aragón que ven pasar el agua sin que les dejen beberla.

¿Qué harían los barceloneses si les ocurriera eso a ellos? Recuérdense también las obras necesarias para culminar al menos "en este siglo", las obras que sigue mandando hacer la Ley de 7 de enero de 1915 y la deuda que Madrid tiene con la Margen Derecha del Ebro que siendo tan añosas, dicen que no son tan urgentes como las que suponen que sufriría Barcelona a partir de octubre aunque solo si no llueve más. Con ese panorama, ¿cómo se atreve la Generalidad a pedirnos más agua? Y aun más inexplicable: ¿cómo se atreven las autoridades de Aragón a consentirlo en vez de defender a la tierra que confiadamente les votó?

El trasvase a Barcelona no será provisional; la experiencia descubre que será una servidumbre perpetua y creciente por que si se repasa la caótica legislación hidráulica vigente, veremos que ese Decreto-Ley de ahora, es la continuación de otra taimada transferencia que se autorizó en el 2001. Será para siempre un trasvase, incluso si hacen las desaladoras de las que una región tan industriosa ya debería tener funcionando unas cuantas. Nuestros vecinos no piden agua para beber hoy sino para tener siempre, sus aljibes bien llenos. No me extrañaría que el fin real de la reunión consistiera en dar la impresión de que los regantes del Ebro son capaces de "ahorrar" el agua que dicen que precisa Barcelona. ¡A otro perro con ese hueso! Si los regantes del Ebro (que no regentes) colaborasen en esa pantomima, tendrían que olvidarse de protestar nunca más por la falta de embalses que piden tan justa como periódicamente. La oferta a los regantes del Ebro para que capitulen, es inadmisible, tanto si se hizo a espaldas del Gobierno aragonés cómo si fue a sabiendas de este; si lo primero, sería para despedir sin miramientos, a tan intrépidos mercaderes y si lo segundo, a quienes habría que poner en la puerta de sus despachos para que los abandonaran, sería a nuestros inanes mandatarios. Y nosotros a falta de redaños, ¿a la pasarela nueva para decirle adiós al Ebro? ¿En fin, no seré "un jurista sensato" por decir que se trata de un trasvase? Hablaremos el domingo que viene.