29.5.08

La entrada más importante de este blog

Gracias a los (pocos) que habéis respondido a mi solicitud a través de esta entrada, ahora ya modificada. Tomo nota de todo, de lo bueno y de lo malo. Pero también del tipo de lectores que son capaces de contestarme y porqué.

Tener un blog del que ya son visitantes muchos amigos, muchos conocidos, tiene su riesgo, y debo decirlo.
Tener un blog excesivamente público coarta la libertad, mete al autor en una autocensura que por mínima es perjudicial para todos. Ni vosotros como lectores debéis prestar atención y tiempo a alguien que se esta censurando, ni yo soy capaz de disfrutar de este ejercicio, que considero falso, aunque solo sea un poquito.

Dejar de leerme, en serio, no merece la pena seguir este camino juntos, es mejor así, pero como sé que algunos de vosotros no me vais a dejar de visitar, tengo que cerrar la ventana o lo que es lo mismo, entregarla a un cambio muy profundo con otras personas, que son las que van a continuar llevando el peso de este lugar si al final sigue vivo.
Como es lógico, yo ya tengo otra ventana sobre la que depositar mis palabras, lugar bien distinto a este en su concepto, porque nace aprendido de los errores de mis caminos por internet y porque tiene otro enfoque, otro destino.
Todavía no he encontrado "comprador" a esta ventana que lees, pero estoy en tratos con un buen muchacho que ya ha escrito por estas páginas y que también lleva tiempos dedicados a compartir. Unos se dedican al baloncesto y otros a esta tontería. Unos a ver series de televisión y otros a criticarlas (claro, sin verlas).
Ajovín (esta vez con acento) deja este lugar, contento por los buenos ratos que ha pasado en él, recordando alguno curioso, añorando algunos debates con gentes que ya no me visitan (los perdí, los debates), y deseando que os vaya bonito.
Sois los que dais vida y muerte, los que estáis y los que no estáis, los que habéis puesto algún comentario (muy pocos de vosotros y eso es algo que me apena y espero poder corregir en mis nuevos lugares) y los que habéis callado.
Pero si alguien es el responsable soy yo. No supe dejarme atravesar, no abrí suficiente mi mente para que entrárais a una casa que nunca sentísteis vuestra, y ahora toca cerrar.
Un abrazo.