31.1.18

Cuando hay que irse de un sitio?

Una de las decisiones vitales que nadie te enseña a tomar es la de en qué momento tienes que irte, cerrar, apagar la luz, dimitir, huir. Puede parecer una decisión sin tanta importancia, pero os puedo asegurar que es mucho más compleja e importante que la contraria, la de entrar y abrir la puerta.

Entrar, abrir, dar la luz…, se suele hacer sin excesivo mimo, a veces sin experiencia suficiente, con osadía incluso. No hay todavía maletas ni cargas financieras o morales. Se analiza, se decide o se tiene la necesidad de dar el paso, y si te caes nada más entrar es poca la pérdida.
Pero cuando llevas ya años, si has logrado asentar tus ilusiones y trabajos, tus morales y proyectos, tus privilegios y tus activos…, y te entra la sensación de que es inevitable tener que cerrar o irte, las dudas son tremendas y te duran para siempre. Tomar la decisión es complejo, pues una vez que abres la puerta para salir ya solo puedes cerrarla estando tú fuera.

Nunca sabrás si tuviste que irte en el momento lógico, necesario o inevitable. Siempre te acompañará la gran duda de si te fuiste pronto, mal, de portazo, excesivamente suave, sin mirar atrás o dejando excesivos equipajes en el andén. Nunca podrás analizar después si cerraste la puerta pronto, en el momento correcto o tarde. Y ese precio de la incógnita es un coste alto, te lo aseguro.