6.9.23

Nos pagan 2.100 millones para ser más pobres


No pasa nada por que una empresa de Arabia Saudí haya comprado el 10% de Telefónica, es lo habitual y la nueva moda desde hace ya un par de décadas ante el sistema económico que nos domina. No sabemos quien es realmente el dueño de cada empresa o marca, aunque sean estratégicas. 

Las Matildes, que eran aquellas pobres acciones que se vendían en Telefónica en los años 50 cuando era una empresa pública, se tienen que estar quedando de piedra pues ahora son socias también de los árabes ricos. Buenos, las Matildes ya no, si acaso sus nietos.

Normalmente el entramado de grandes empresas y por ello de dueños reales en este mundo globalizado, es tan complejo, que resulta difícil saber quien es el dueño real de cada suma de empresas, incluso para los Gobiernos.

Ya hace más de una década que me informaron de la gran venta de acciones de un gran banco español a un inversionista de China, que en apariencia, nadie sabía bien si era comprado por una empresa, varias empresas, un empresario o parte de un gobierno.

La empresa STC ha comprado del grupo español Telefónica acciones representativas del 4,9% del capital social de esta empresa española y además de instrumentos financieros que confieren una exposición económica sobre otro 5% del capital social de Telefónica.

Saudi Telecom tiene ya más acciones que la suma de Caixa Bank y BBVA, por poner un ejemplo fácil de entender. Y ese (casi) 10% le permite votar en los Consejos de Administración con ese porcentaje de poder.

Saudi Telecom Company (STC Group) ha comprado ligeramente menos del 10% para evitarse controles si fuera más de esa cantidad, lo que no quiere decir que no lo haga en el futuro por ella misma o por empresas interpuestas. 

Y es verdad que el Gobierno de España puede poner trabas a esta compra por el carácter estratégico de Telefónica, pero… ¿de verdad es posible decirle al rico que no o solo un deseo para disimular?

Como las acciones ya han subido en Bolsa por la compra, podemos decir que ya va ganando capital sin siquiera aterrizar en España. Aunque en realidad eso le da igual. No busca rentabilidad en el corto plazo. E incluso es posible que haya ido comprando más acciones a través de otras empresas, y así ir recogiendo frutos.

La gran duda es. ¿si se van nuestras grandes empresas al extranjero para pagar menos impuestos, y nos compran nuestras otras grandes empresas, no nos estaremos empobreciendo sin darnos cuenta?

Julio M. Puente Mateo.