Este fin de semana ha estado entretenido en el plano político y por separado con el PSOE y el PP de reuniones importantes. Un Congreso del PP y un casi Congreso del PSOE que van mostrando sus cartas, aunque no sean muy claras ninguna de ellas.
El PSOE simplemente ha demostrado que está sin rumbo, por mucho que lo quiere disimular. Tener nombrado (o casi) para un cargo importante, a una persona con comportamientos machistas conocidos por suficientes militantes, es una muestra de torpeza que obliga a cambios muy serios entre los que no se enteran de nada.
Y en cuanto al PP intentar hablar de su partido nombrando a VOX indica que las cosas están muy flojas de cara al futuro, y que ya sabemos qué nos espera en poco plazo, pues no hay más energía.
Como dicen algunos hoy domingo, es la última vez que ambos líderes se van a enfrentar a la verdad. Quien pierda se va a su casa, si no es antes. Y el miércoles viene el postre con una intervención de Pedro Sánchez que ya sabemos de antemano. No va a gustar a sus socios, pues será insuficiente.
En realidad y en los tiempos europeos en los que estamos, no tenemos recambio muy válido, aunque esto joda decirlo. Diríamos que tenemos que conformarnos con lo que tenemos, aunque huela a pescado pasado de fecha. Y Europa no se puede permitir flojeras.
Habría que lograr que una mujer con suficiente conocimiento de causa tomara las riendas de un nuevo PSOE al que le restarían dos años para convencer. Y pensar en un Salvador Illa que no sería aceptado por casi nadie. O un Óscar Puente por no querer nombrar a un José Luis Rodríguez Zapatero, que estarían en la misma situación.
La mujer podría ser Cristina Narbona, pero el Pedro no se sabe quemado, y no quiere dimitir para votar a una nueva candidata a Presidente del Gobierno. Es una de las pocas carta de calidad que le quedan al PSOE para intentar limpiar por dentro, y convencer a los progresistas de este país de que no todo está perdido.