24.5.12

¿Qué es el rescate y la intervención Palabras fatales que suenan bonito

Hemos aprendido todos a emplear en política las palabras para llamar a cada asunto de una manera más suave, más cercano a nuestros intereses, más blando y asumible. Hoy me quiero referir solo a la palabra “rescate” que tanto estamos empleando para adjetivar la solución a la actual crisis económica.

¿Pero qué es el rescate? ¿a qué nos referimos cuando decimos que un país debe ser rescatado o que no es conveniente que sea rescatado?

La palabra “rescate” suena a positiva. Es una palabra que a todos nos produce alivio, positivismo, final del problema, ayuda de los “otros”, incluso deseo de que se produzca.

Es simplemente una palabra que no refleja la realidad. Decimos RESCATE cuando deberíamos decir EMBARGO.

Lo que llamamos rescate es en realidad una decisión de las empresas o instituciones a las que un país les debe dinero, mucho dinero, y que convencidos ya de que nunca van a poder cobrar todo, obligan a que se tomen medidas drásticas para obligar al país a pagar o en caso contrario intervenirlo.

¿Que qué es ser intervenirlo?: pues simplemente entrar dentro del país, como si fuera en una vivienda, en un hogar o empresa, ver qué tiene y qué sirva para sacar activos, es decir dinero, gobernarlo según los intereses de los que esperan poder cobrar para que no se escape el deudor, y gobernar a su antojo lo intervenido. Vamos un embargo pero en fino.

Si un país es intervenido deja de ser libre en sus decisiones económicas, que son casi todas. No solo es que se entre a diseñar el presupuesto anual del país, es que se modifican leyes, se cambian relaciones entre las partes de este país, se diseñan de nuevo todos los servicios públicos, sean policía, médicos, escuelas, defensa o energía. Todo NO para que el país funcione mejor, que puede que si se consiga, sino para que los adeudados puedan cobrar lo que se les debe. ¿Os suena a algo este tipo de medidas?

España no podrá (nunca) ser intervenida —si no cambian mucho y a peor las actuales crisis— por su tamaño. Somos muy grandes para ser embargados, como no se puede embargar a todo el Ejército de EEUU por poner un ejemplo tonto. Pero sí que se pueden tomar las mismas decisiones intervencionistas pero sin llamarlo intervención, para moverse entre dos aguas. 

Efectivamente, si no se hace caso al embargador, al final se cabreará y optará por la intervención con todas las palabras y decisiones. Eso o saber presionar, plantar cara, hacerse respetar, solicitar ayudas reales, evitar intereses especulativos, tomar decisiones propias que generen seguridad o miedo. Todo sirve para ser respetado, si se sabe hacer. Pero tengamos en cuenta que lo importante en todo proceso de rescate, de intervención, no es mejorar el país; es cambiarlo para que los adeudados puedan cobrar. Si en este proceso mejora el país para su futuro será una casualidad, pues lo que se busca es cobrar cuanto antes y luego dejar los despojos. Eso es un rescate y una intervención a nivel político, dicho con la cuenta de la vieja.