14.1.20

¿Debemos parecer lo que se espera que seamos?

"Dicen que si uno pasea tranquilamente y sin objetos por las calles de algunas ciudades americanas se vuelve sospechoso para la policía: nadie más sospechoso que un hombre que no va a ninguna parte".

Antonio Muñoz Molina de su libro: El Robinson urbano

La primera frase nos retrata una realidad triste y dura de la vida social. Incluso en Europa. Tenemos que simular que vamos hacia "algún sitio" y tenemos que ser "normales" o tan normal como esperan los demás que seamos. Siempre hay alguien que juzga nuestras formas y si nos tiene que elegir o seleccionar, ese juicio lo podemos perder o ganar.

Si no vas claramente a ningún lugar, si eres viajero y no llevas maleta, si vistes como no se espera que vista un tipo como tú, si estás despistado en una calle céntrica pero a la vez vas con seguridad personal…, eres un tipo raro al que hay que vigilar de cerca.

Son estereotipos exagerados pero son reales. Para formar parte de la sociedad de una forma común, tenemos que ser comunes, desgraciadamente tenemos que parecer que somos lo que esperan que seamos. En la mayoría de los casos, tanto para lo uno como para lo otro, suelen ser disfraces. Parecemos lo que no somos en realidad y a su vez parecer otra cosa puede que no indique nada de lo que parece.

A la hora de "estar" en esta sociedad que nos envuelve, hay que seguir aparentando, aunque no lo recomendemos. 

Si ya estás asentado en ella y no tienes la necesidad de buscar un hueco mejor, puedes hacer lo que te venga en gana y ser tú mismo con todas las consecuencias de libertad personal. 

Pero si tienes que entrar en la "rueda social" por motivos laborales o de otro tipo, recuerda que debes aprender bien los comportamientos que se esperan, las formas que los demás esperan ver en tí, o tendrás menos posibilidades.

Inevitablemente hay que elegir, aunque ninguna de las posibilidades te guste lo suficiente.