16.2.20

Aragón y su derecho a la autodeterminación

No es lo mismo el DERECHO a la autodeterminación que el USO del derecho a la autodeterminación. Y en esto como en muchas otras cosas nos falta información y formación. Yo sí creo que en el derecho a la autodeterminación, como en el derecho a la eutanasia, al divorcio o al aborto. Pero no recomendaría la autodeterminación, ni el divorcio, la eutanasia o el aborto sin analizar muy bien el asunto y la decisión a tomar. Y sin duda el Derecho a la Autodeterminación no lo recomendaría hoy para Aragón, que algo sí lo conozco.

En el derecho a la autodeterminación estamos hablando claramente del derecho a independizarnos del Estado en el que estamos. Pero lo disfrazamos como un derecho con nombre largo y engañoso. Auto determinar es decidir sobre algo. Decidir “nosotros” sobre cualquier cosa. Pero nadie se plantea ese derecho para cambiar el nombre del territorio, para coger parte de otro vecino, para algo diferente a separarse o independizarse.

Eso que suena a “bonito” como derecho, ya no suena a mucho más, no es práctico, no garantiza nada que no se pueda lograr con mejores éxitos perteneciendo y trabajando la personalidad del territorio de otra manera. Es un ejercicio de presión que puede llevar a que se ejecute el deseo que expresamos y a que lo que se pide se consiga.

¿Alguien se imagina Aragón independiente de España y de Europa? Para los que se lo imaginan me gustaría decirles que cuidado, pues la economía de Aragón fuera de España sería insostenible. 

Preguntar a economistas de izquierdas, que los hay y algunos muy buenos. Que no nos quieran comparar con Suiza, Bélgica u Holanda para vendernos una moto, pues nos están engañando. Aragón es Aragón y tenemos que conocerlo bien antes de hablar de algunas decisiones históricas muy importantes.

No es que Aragón no tenga una economía mejor que la media de España, que la tiene y con más valor añadido. Pero insuficiente para competir por libre y la tiene porque está dentro de un “sistema” determinado. 

Aragón independiente, con tanto territorio y tan pocos habitantes, sin mar, sin una cohesión contundente entre todo su territorio, rodeado de vecinos muy potentes, sin una economía productiva e industrial diversa, tendría muy complejo sobrevivir en igualdad al momento actual.

Incluso me atrevería a señalar que algunas partes de los actuales territorios aragoneses harían guiños y se dejarían querer por vecinos como Valencia, Cataluña, Navarra o el País Vasco.

Sin duda el derecho de autodeterminación es un derecho que hoy no tenemos y es un derecho que podríamos tener en el futuro. Pero lo importante no es tener el derecho, sino tener la decisión de hacer uso de ese derecho. 

En los últimos tiempos somos tan curiosos en asuntos claves que nos dejamos entretener con montones de paja que no conducen a nada, para olvidarnos de lo magro, de la sustancia. Ahora no toca pedir lo que no se va a utilizar y que solo crearía tensiones absurdas.

¿Sirve un Aragón independiente para que haya menos pobres, más dignidad laboral, menos desigualdad social? Pero quiero la respuesta en serio, con datos. Dedicamos miles de horas o de líneas en los periódicos hablando de asuntos diversos, para olvidarnos de los magros.

Tal vez sea más eficaz hablar del salario social, de la educación en igualdad real, de los derechos iguales entre clases sociales, de la dignidad laboral, del desempleo, del futuro de los jóvenes en Aragón.

¿Para qué queremos un derecho complejo de lograr, si de conseguirlo no lo podemos usar pues es negativo su uso? ¿Por qué vamos a gastar músculo social en algo insostenible con el gran número de problema que hoy tiene la sociedad aragonesa?

Aragón necesita ser más respetado. Aragón necesita cohesión interna. Aragón necesita plantarse como espacio muy interesante ante Europa. Aragón necesita muchos más aragoneses. Aragón necesita vertebrar mucho mejor su territorio. Aragón debe enseñar a los aragoneses que hay que respetar y conocer mucho mejor nuestra historia, cultura, arte, sociedad, territorio, o posibilidades de futuro. Creo sinceramente que lo demás, ahora, no toca.