5.10.11

Algunos datos sobre la educación en Finlandia, para conocer mejor el éxito

Asumimos en principio que la escuela finlandesa es un ejemplo a seguir. Tiene sus logros y puntos positivos aunque también sus zonas negativas o oscuras. El 71% de sus alumnos terminan con un título universitario. La Formación Profesional se puede realizar en centros educativos o en centro de trabajo eligiendo entre 75 títulos básicos (en España 140) y todos facultan para acceder a títulos superiores. Las prácticas en empresas son como mínimo de 6 meses si se opta por elegir centros y carreras profesionales que no se dan dentro de empresas. La FP básica dura tres años. Si después se opta a la Formación Profesional Superior hay que estar estudiando otros de tres a seis años. Estos títulos son equiparables a todos los efectos con los estudios universitarios.

Finlandia al contrario de lo que a veces se dice interesadamente, invierte el 6,2% de su PIB (media de la OCDE 5,3%). La escuela obligatoria es gratuita en todos sus conceptos, incluidos el comedor o el transporte si hay que moverse más de 5 kilómetros hasta el centro escolar. También los estudios universitarios son gratuitos, incluidos aquellos destinados a los adultos que, contando con un trabajo, quieren reciclarse o simplemente mejorar su formación. 


La entrada a la escuela se produce a los 7 años, más tarde que en España. Hasta los 7 años están en guarderías, donde lo que se pretende fundamentalmente es que jueguen mucho y hagan ejercicio. El 3% de las escuelas tienen más de 500 alumnos. Pero el 40% de las escuelas tienen menos de 50 alumnos. El calendario escolar de la educación básica es de 190 días lectivos. Las materias son lengua, otro idioma, matemáticas, física, química, historia, instrucción cívica, educación física, música, artes plásticas, economía doméstica, manualidades, religión o ética, biología, geografía y otra lengua de Finlandia.

La segunda gran característica del sistema finlandés es la atención personal que dedican a cada niño, y especialmente a los que van atrasados en sus estudios, pues se presta mucha atención a la evolución del alumno desde el comienzo, intentando atajar los problemas de orden académico en los primeros años de escolarización, ya que “es mucho más fácil solucionar las dificultades a los 7 años que a los 14”. Aun cuando sigan las clases junto con los demás, los chicos que van más atrasados tienen un tutor personal y clases de apoyo según los diferentes niveles de necesidad. Cada niño aprende a una velocidad e incluso a una edad determinada y hay que procurar no discriminarlos por ello, según afirman los finlandeses, adaptando con más atención en los primeros años esta realidad. Las relaciones entre el profesor y los alumnos son informales y cálidas, lo que no impide que sean de gran respeto. Muy buena red de bibliotecas, muy utilizadas. Buena relación entre profesores y padres. 

Las claves del éxito de la escuela se basa en diferentes aspectos, siendo tal vez el primero de ellos la altísima calidad del personal que forma a los maestros. Los profesores de las facultades de Pedagogía son en su gran mayoría doctores. Además, los finlandeses cuentan, según el QS World University Rankings 2011, con una universidad entre las 75 mejores del mundo, mientras que España no cuenta con ninguna entre las 150 mejores. El segundo elemento explicativo del éxito finlandés es el alto nivel de excelencia de sus profesores en general, lo que tiene su origen no solo en la exigente formación que reciben, sino en el proceso de selección de los aspirantes a la propia carrera de profesor. Solo el 10% de los que solicitan ser profesores logra acceder a este trabajo, es decir, solo los estudiantes mejor dotados y motivados logran convertirse en profesores con unos sueldos no muy altos para ese país, que rondan los 3.400 euros mes. La carrera de pedagogía es de 5 años y no de 3 como en España. Eso si, la profesión de maestro otorga un alto estatus de reconocimiento en Finlandia, y para nadie es fácil impugnar la autoridad de los profesores, y los políticos se cuidan mucho de meterse en el campo educacional y modificar el sistema según les plazca con arreglo a las ideologías que gobiernan. De hecho, la escuela finlandesa es una de las que menos reformas ha padecido en las últimas décadas. Hay maestros de grado y maestro de asignatura.

El elemento final que asegura el éxito del sistema finlandés es que está reforzado de un sentido de la responsabilidad y del esfuerzo que no tenemos nosotros. No es fácil aceptar el fracaso y menos la mediocridad o el no esfuerzo, tanto en los alumnos como entre los profesores. Se trata de algo que está mucho más presente en las culturas de origen protestante, más exigentes que las católicas. Sin embargo, también resulta altamente significativo que este sistema educativo tan sólido “no resuelva los problemas de socialización de niños y adolescentes, máxime cuando el índice de suicidios es muy alto”

Los profesores no son funcionarios con contratos indefinidos, y se premia la excelencia y el trabajo añadido dentro de su labor docente. Los controles de calidad educativa son muy comunes dentro de los centros educativos y entre ellos. Se controlan atrasos, inasistencias, incumplimientos de tareas, malas gestiones, conflictos, no entrega en momento y con calidad máxima los trabajos encargados, etc.

Finalmente, debemos insistir en un elemento de mayor complejidad para ser resuelto con rapidez. No cabe duda de que los resultados mediocres de los alumnos españoles en informes como los PISA hunden sus raíces en el entramado cultural que se ha desarrollado en las últimas décadas: la cultura del poco esfuerzo. En Finlandia, por el contrario, sigue rigiendo la cultura del deber.