4.1.13

Causas y tratamiento de la ansiedad o la angustia

Hablábamos ayer de la ansiedad, que al igual que otros sentimientos humanos como el placer, la euforia, la tristeza, la ira, el miedo, la rabia o la felicidad, son fundamentales en la vida de las personas; regulan la interacción con los demás y ofrecen un sistema de alarma que, en el caso del miedo, sirven para afrontar situaciones de peligro o riesgo.

Somos seres emotivos que percibimos y actuamos, según nos afectan las situaciones que nos rodean, y que están controladas por circuitos neuronales del encéfalo.

En el caso específico de la angustia, su experiencia incluye tres tipos de componentes: Un componente cognoscitivo. Respuestas autonómicas, endocrinas y esqueleto-motoras. Representaciones subjetivas del estado emocional.


Dos emociones humanas tienen mucha importancia en cuanto a las causas de la ansiedad: la sexualidad y la agresividad. Sin embargo, en la descripción que las personas hacen de su angustia, pueden esgrimir muchas razones, que no guardan ninguna relación con deseos agresivos o sexuales.
Muchos pacientes, por ejemplo, se sienten extrañados frente al hecho de que la causa de la ansiedad surja precisamente cuando se encuentran más contentos y han conseguido por fin el logro deseado.

Otros culpan de su estado al abandono de un ser amado, la mala suerte en los negocios, la soledad, un medio ambiente adverso o el fracaso de un proyecto.

Estas quejas manifiestas son la expresión inconsciente de situaciones traumáticas de separación en las etapas iniciales de la vida, cuando el desarrollo psicológico es incompleto, y el sujeto no cuenta con elementos suficientes para defenderse del temor a perder la vida o ser aniquilado por peligros supuestos o reales. Cada nueva situación de abandono o separación es ahora mal soportada; hasta un hecho cotidiano aparentemente banal puede ser motivo para desencadenar el estado de angustia y ser la causa de la ansiedad

La angustia es un afecto normal. Pero deja de ser normal cuando su intensidad es muy alta o cuando se convierte en fuente de sufrimiento e incapacidad, en patológica, y su duración en el tiempo es muy amplia.

Las ansiedades se tratan perfectamente con ansiolíticos, recetados por especialistas médicos. Y con técnicas de auto respuesta y de defensa ante estos síntomas. Pero inevitablemente hay que recurrir primero al médico de familia que es quien nos tratará primero o nos desviará hacia un especialista, pues tiene tratamiento y solución.

Hay que revalorizar el YO. Hay que conocer qué nos sucede. Hay que saber relajarse y tener capacidad para ponerse a realizar estas técnicas cuando estás en una situación de ansiedad y angustia. Hay que prever los problemas en sus inicios antes de que sean excesivamente fuertes. Hay que aprender más y mejor a convivir, a soportar los problemas, a controlarlos, a conocerlos y asumir que existen pero que también y por que son conocidos se pasarán y se volverá a una situación normal.