2.1.13

¿Qué hacemos con los desempleados mayores de 50 años?


Esta mañana tenía que ir a las oficinas de empleo a solicitar una renovación de prestaciones. No era urgente, sabía que podía esperar unos días, pero al llegar me he encontrado con la sorpresa de tener 119 personas delante mía en la Oficina de Empleo con arreglo al número del ticket entregado. Jope —he pensado—, si casi nunca hay más de una veintena de personas como mucho. 

Efectivamente he decidido abandonar y solicitar cita previa por teléfono. Ya he dicho que no era urgente. 

Antes, en las filas había muchos jóvenes, bastantes mujeres, inmigrantes y algunos adultos varones. Pero en los últimos meses veo muchos hombres de mi edad, mayores de 50 años, con cara triste y agachada, sin brillo en las miradas, sabiendo que están así para siempre.

Nadie sabe resolver este problema, pero España necesita a los millones de personas que estamos sin producir por los problemas sin resolver. Si se piensa que sobramos los millones de personas desempleadas mayores de 50 años, nada mejor que decirlo con claridad. Con dos bemoles.

Si sobramos y no vamos a ser capaces de darles una solución, si ya estamos condenados a vernos convertidos en los nuevos pobres, que se diga con arrojo. Algunos escaparemos con las ayudas familiares, pero muchos otros no. Y todos, dejaremos de ser ciudadanos normales para ser cargas absurdas.  

¿A esto quiere condenar España a los millones de desempleados mayores de 50 años? ¿a no ser capaces de producir, de consumir, de crear y trabajar, de ser válidos para la sociedad española, a vernos como unos parias que encima nos enganchamos a las ayudas públicas para no morir de miseria?