El problema político es que no tiene en cuenta la sociología básica a la hora de tomar decisiones o lo que sería peor, la tiene en cuenta como asignatura pero no es capaz de sacar un aprobado.
Crecen los catalanes que desean la independencia y no lo hacen en altura sino en número y ante el silencio administrativo de los funcionarios que nos gobiernan este santo país deprimido.
Si crecen los deseos de ser independientes cuando se insiste en el fracaso que esto supondría deberemos reconocer que no tenemos ni idea en mandar mensajes ni en tomar decisiones. Y que como país sociológico que gestiona su presente somos unos inútiles en este caso y en casi todos.
Entre los que creen que es un problema irresoluble y los que se callan creyendo que siempre nos quedarán los tanques y los jueces existe varios estados intermedios entre los que hay varias opciones que den luz y solución. Pero nadie quiere explorar el diálogo, la negociación, las sinergías como sociedades, la responsabilidad histórica, los datos sociológicos reales, las posibilidades de contagio, el drama económico para España de un error táctico en este asunto. Nos creemos que la pobreza anunciada para Cataluña les parará los pies. ¿Y la pobreza anunciada para España nos frena a nosotros de pensar que estamos en la punta de la equivocación. Seguimos pensando que la sociología es un tocho teórico incapaz de servir para tomar decisiones. Snif.