15.3.15

Entre el populismo positivo y el negativo hay una distancia muy corta

No me pienso subir al carro de los que critican a Podemos por que los consideran sus enemigos. No lo son míos, e incluso siendo contrincantes, lo deberían ser de forma positiva. Pero hay algunas cosas que observo desde dentro —y digo bien— que no me gustan nada.

Ayer hablé del peronismo como peligro para España, pues cada vez lo veo más cerca, dentro todavía de una amplia distancia que espero no recorramos. Y sin dar datos, incluí mis temores, pues personas que están dentro de Podemos y sus sucursales sí me cuentan lo que ven y observan. Un familiar muy cercano abandonó el PSOE por la casi nula participación y se ha encontrado a un Podemos con un control que le recuerda el de los años 70 y 80.

No es de recibo que en un Círculo zaragozano salgan temas como el aborto, la propiedad, el acceso a la vivienda, el dragado del Ebro y la Economía del Bien Común y se orillen con respuestas excesivamente generalistas. La tendencia que se observa es que en el crecimiento de que no son ni de izquierdas ni de derechas, caminamos al Partido Único, con todo el peligro democrático que esto tiene. Y peor es si parte de estar intervenciones controladoras y nada claras se dan desde políticos muy importantes de la propia organización Podemos.

No es de recibo que sea la gente, las personas, las que tengan la última palabra en todo. Y decir esto sin explicar bien resulta sumamente desagradable para mi, pero es cierto. No es de recibo que la nueva política otorgue el mismo valor a la opinión y votación en Asamblea de un vecino que al representante de una Asociación de Vecinos. Esto es trampa. Han acudido a Círculos donde se votan hasta cinco representantes de una Asociación, que tienen cinco veces más fuerza que el representante de otra Asociación donde solo acude una persona. ¿Que vayan más sería la respuesta que se obtiene cuando se habla de esta disfunción?

Mañana se podría dar el caso de que todos los vecinos de una comunidad de propietarios acudieran a un Círculo a votar que hay que poner un banco de mármol de Carrara en su puerta, y sacar adelante la propuesta. Fuera de tonterías, el peligro de otorgar el poder a las personas de forma individual es que la manipulación es mucho mayor que si se otorga a instituciones, asociaciones o tejido asociativo.

El populismo está a la vuelta de la esquina. No es ni bueno ni malo, de entrada. Es otra forma de hacer política. Pero hay que decirlo con claridad para no engañar a nadie. El 15M no creo que naciera con la idea del populismo como objetivo. Simplemente por que para vencer ante los graves problemas que nos acechan se necesita mucho más que medidas populares tomadas en el calor de una asamblea donde todos opinan y votan, aunque no tengan la misma información. Para elegir a los representantes que nos gestionen el país, hay que emplear la democracia, sin duda ninguna. Pero para elegir el tamaño del Estado, de los impuestos, de las inversiones o de la relación internacional hay que poner a profesionales elegidos democráticamente desde listas que organicen —cerradas o abiertas— los que saben la valía de cada posible candidato.

Sé que estas palabras anteriores están también a un paso de borrar la democracia pura. Se pueden malinterpretar y soy consciente. Pero los que vivimos el nacimiento de la democracia, de los partidos y sindicatos, sabemos bastante de trampas, de manipulaciones, de zancadillas, de listos y tontos, de energía tirada a la basura, de desencantos, de discursos que no conducen a la excelencia como sociedad. Cuidado con no ser capaces de avanzar, pues el retroceso será brutal.