12.3.15

¿No estaremos cambiando solo las sillas? Pregunto con dudas

Hace seis meses parecía que España se partía por el lado Este y ahora el silencio más absoluto sobre este tema solo se rompe con las declaraciones judiciales de los miembros de una familia de sátrapas.

Llevamos un año sabiendo que la política en España va a sufrir o gozar de un renovado impulso con la entrada de nuevos partidos y el decaimiento de otros. Pero el miedo guarda la viña y alimenta las esperanzas de otros. También saben que nada es definitivo hasta que ya sea definitivo.

Pero la corrupción y el desempleo siguen allí, aquí, dentro de nosotros, atenazando a los jóvenes en silencio, sin que nadie nos demos cuenta —y lo digo en serio— de los estragos que está produciendo en toda la sociedad. Cuando todos perdemos calidad, sea mucha o sea poca, todos perdemos mucho, pues hay que sumar a lo que se pierde, lo que dejamos de ganar.

Lo curioso es que no se escuchan suficientes soluciones, nuevos planteamientos, ideas renovadoras, revoluciones ideológicas, conceptos nuevos, imposibles innovaciones. Si acaso nuevas palabras, viejos discursos con más o menos pedagogía de laboratorio, gestos y sonrisas. Estoy seguro que se han dado ustedes cuenta que ya todos sonríen al hablar. Hemos perdido la seriedad pues no vende. Dirigirse en serio a la sociedad no sirve para engañar.

En lo políticamente profundo no hemos cambiado nada. Todavía. Seguimos sin saber hablar a las personas desde los púlpitos del poder. Seguimos sin saber plantear la pedagogía básica para explicar los motivos que llevan a tomar una decisión u otra. Seguimos sin hacernos creíbles, sin lograr que se vea a los políticos con capacidad y limpieza. Y así es imposible tan siquiera caminar. Y si nos quedamos quietos, aunque creamos que hemos logrado la revolución, esta será callada e inerme. Ella se podrá mover, pero nosotros no y se caminará al vacío.

Hace unos meses cientos de miles de españoles decidieron participar en Círculos nuevos, votando, suscribiendo su nombre al proyecto nonato, participando. Ahora estos ímpetus han bajado notablemente. Volvemos a querer seguir estando políticamente parados. Curiosamente en esos Círculos los más activos son personas que vienen desde otros lares políticos, desde otras siglas. No son nuevos cabreados, sino indignados de antaño que fueron incapaces de resolver las situaciones desde sus anteriores puestos. Mal vamos pues, ya que lo que vemos es que son las mismas personas que han cambiado de despacho o de silla.