27.10.19

Cuando se acabe la política ¿qué vendrá?

Los políticos en general no entendemos que hay una España que vota y otra España que decide y trabaja la política, sumando a esa España política todos los miles de ciudadanos que estamos cerca o dentro de la política de forma voluntaria o incluso testimonial. Cuanta más desafección hay en la sociedad más distancia hay entre los que participamos de la política y los que viven ajenos a la política.
Votar no es suficiente, y ser político alejado a la realidad social tampoco es suficiente. Y tampoco es real creernos que porque nos relacionamos con asociaciones de todo tipo estamos relacionados con la sociedad, pues esta, la que vota, dentro de su desafección también está alejada de todo tipo de asociacionismo social.

Así que a la hora de entender el voto, nos manejamos todos con serias dudas, sin rumbos claros, leyendo encuestas e intentando torcerlas a nuestro favor. Un error tras otro. La distancia entre el ciudadano de la calle y el político incluso voluntario es tremenda.

Como primer ejercicio urgente hay que lograr que la sociedad participe mucho más en política, entendiendo la política como un ejercicio muy necesario para hacer sobrevivir el Sistema. Incluso la Democracia. Sin esa participación activa o pasiva, pero participación e información compartida, vamos camino de una teocracia agnóstica (o no) donde unos “Príncipes democráticos” con el convencimiento de que son poseedores de la razón pueden y deben gobernar.

Curiosamente en esta infravaloración de la participación real y efectiva, sin manipulación además, también ha participado la izquierda, sin querer o queriendo, hasta convertir la política con la inestimable ayuda de los medios de comunicación en una sopa de lo mismo, áspera e indigestible.

Un bastardo ejercicio de los políticos de todo tipo, también de los pequeños políticos es insultarnos entre nosotros, descalificarnos para minusvalorar nuestra capacidad con lo que logramos que todos nos odien a todos. ¿Para qué objetivo?