26.6.07

La puerta cerrada

La puerta NO está cerrada. Pero lo que no sabemos es si la han dejado abierta a modo de trampa o porque no se han dado cuenta o porque han decidido dejarla así a modo de confianza.
Es un pueblo y todavía queda esa costumbre ya casi perdida en los recuerdos, de que las puertas sean los pórticos abiertos de las moradas en las que cualquiera se podía asomar para avisar a los dueños de que se deseaba entrar.
Nunca se accedía sin permiso, pero uno se asomaba porque siempre estaban abiertas y se gritaba.
Daba igual que estuviera el pestillo echado desde fuera, una puerta estaba abierta mientras nada te impidiera entrar.
Ahora los pestillos los ponemos por dentro.