17.12.11

Ojo a ese futuro que nos viene sin haberlo preparado antes

El problema más importante en la sociedad española para 2012 es el paro, que alcanza una cifra de 5 millones de desempleados (en Aragón ya supera los 100.000) afectan a dos grupos básicos: la juventud y los trabajadores de más de 50 años. 

Sobre sus causas se ha hablado mucho, y en el contexto de la recesión económica mundial, nos sobrevino en España la explosión de la burbuja inmobiliaria con sus efectos negativos sobre el empleo en múltiples sectores económicos, que no se supo resolver en las dos legislaturas de Rodríguez Zapatero. Ya en junio del 2003 ante la Comisión de Economía del Congreso, el portavoz de economía del PSOE, Jordi Sevilla, criticó el modelo económico que había en aquellos momentos gobernando el PP, en el que las familias se estaban hipotecando "como nunca" y los especuladores se enriquecían "también como nunca". Muchos decíamos que era insostenible endeudarse durante 35 años con cuotas que suponían el 40/50% de los sueldos de una pareja que se prometía amor eterno. ¿Y si algo fallaba?

El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, replicó que no existía una burbuja inmobiliaria, pero admitió que "tenemos un problema que se mantiene" a lo largo de los años. El Gobernador del Banco de España, Jaime Caruana y el consejero delegado de AFI, Emilio Ontiveros, la negaron también. Todos son pues culpables de no querer ni ver ni tan siquiera mirar, pues algunas avisaban de los dramas actuales.

Si añadimos la globalización con la consiguiente deslocalización industrial a los problemas económicos actuales, ya que muchas empresas españolas prefieren trasladar sus fábricas a otros países por sus menores costos laborales y ausencia de controles legales, es lógico suponer que en España sin una industria fuerte en casi ningún campo, sufra más que nadie el drama del desempleo.

A ello hay que añadir un gran aumento de la productividad por los avances tecnológicos con la consiguiente perdida de empleo y el sambenito de recortar gastos laborales como primer paso para ajustar contabilidades empresariales. 

Si cada día somos menos los que podemos consumir por falta de ingresos, no tiene sentido económico seguir produciendo para el mundo occidental, pues ya no resulta rentable, por lo que el empobrecimiento total de la sociedad occidental actual es cuestión de años. Para mirar al futuro tenemos que asumir cambios profundos en nuestros sistemas económicos, laborales y fiscales. Cambios que podemos intuir, que escuchamos aunque no asumamos, que no gustan y que son variados e incluso contrarios unos a los otros, y que por ello nos indican casi con total seguridad que se irán adoptando según los propios mercados nos vayan obligando.

Mercado laboral, productivo, globalizado, político, social, violento, educativo, geográfico, histórico. 

La solución no va a venir por el camino del recorte de gasto. Es imposible por mucho que una gran parte de economistas piensen eso. No al menos para España y gran parte de Europa. Nadie quiere asumir una subida de impuestos, muchos piensan que esta crisis no va con ellos. La mayoría que son excepciones lógicas y que se curarán por sí solas. Bien; tal vez el tiempo nos tenga que poner peor, para ser capaces de darnos cuenta de nuestros tremendos errores históricos. Tal vez sea necesario el caos para intentar buscar una solución. Tal vez sea tarde.

P.D.: Mi reconocimiento al profesor Cándio Marquesán, de cuyo artículo de hoy en El Periódico de Aragón he basado parte de la estructura de esta entrada mía. Me ha parecido un tema tan interesante y bien tratado, que aun apuntando mis particulares puntos de vista en esta entrada, he creído interesante dar más viaje a su artículo, sobre todo al fondo del problema actual que tenemos en España, y que hay que incidir en resolver.