30.12.14

Yo también me duchaba encima de un gran barreño

En mi pueblo siempre ha dicho que: Don sin din, cojones en latín, pero seguimos empeñados en llamar Doña Ana o Don Florencio a todo el que aparente idiotez de poder. Como si el poder tuviera algo que ver con el dinero que vemos, cuando en realidad quien tiene dinero escondido tiene poder escondido, que es el que más manda. Pero ya aprenderemos.

Nos dicen hoy que el Barcelona no podrá fichar a jugadores el próximo año, que a uno esto le importa tres huevos, pero es curioso saber cómo se saltarán la norma. Que seguro. Somos unos artistas en darle la vuelta a las leyes y normas.

Ayer me enteré claramente por qué Santa Lucía se llama Lucía y por qué se celebra en diciembre. No tiene nada que ver con la religión, como casi todas las cosas que celebran las religiones. Celebrar Santa Lucía en las fechas en que menos luz hay y celebrarlo saliendo a la calle con velas encendidas o con faroles de aceite era tan ancestral como los solsticios, que según dicen se crearon antes que las religiones actuales. Pero está bien llevarnos a nuestro terreno las creencias interiores para vender miedos.

Por cierto, dejo la imagen de arriba en recuerdo a mi niñez. Yo nunca fui negro pero si pobre. En mis primeros 10 años zaragozanos me duchaban en la cocina de casa encima de un gran barreño mientras mi madre me echaba agua con un pozal por encima, pues no teníamos ni ducha ni baño. Eso si, mis paredes estaban encaladas y pintadas de verde primavera, que también eran ganicas de elegir un color que acojonaba.