8.8.07

El AZUD

No, yo no estoy en contra del azud del Ebro. Lo siento. Y hay que decirlo. Igual que cuando estoy en contra de algo lo digo también.
El azud nunca el agua a una altura superior a la que lleva el Ebro en periodos de invierno o de riadas suaves, por lo que no tiene que inundar nunca las zonas de su entorno. Serán inundadas si no te tiene en cuenta el control de riadas grandes desde zonas más altas del río.
Escuché el otro día que una lámina estable de agua producía más mosquitos, bueno, con seriedad, los mosquitos que produce ahora el Ebro, en verano, serán los mismos que con más agua por debajo, porque la lámina en m2 será muy parecida y no estará estancada. Ver Sevilla como ejemplo más cercano y con más temperatura, para ver el problema.
Sobre el mejillón nada puedo decir que no se sepa. Es una plaga tremenda para combatir, con o sin azud. Incluso con azud se podría intentar poner métodos de filtraje y control en esa zona o al menos de medición. El mejillón lo tenemos entre nosotros mucho antes del azud, y será muy compleja su lucha.

Sobre los beneficios están para mi claros.
Zaragoza necesita un uso mayor del Ebro, como en todas las ciudades que tienen esa riqueza a su vera. Hasta ahora lo hemos tenido de espaldas, molestando y utilizándolo como escombrera y desagüe. Vuelvo a Sevilla porque allí con la Expo se hizo un trabajo muy similar en sus riberas.
Hoy la gente que pasea, hace deporte o pesca a la orilla del Guadalquivir es mucha. Es cierto que aquellos barcos nunca podrán pasar por Zaragoza y me opongo a que se modifiquen los puentes para 3 meses, porque me parece una barbaridad y porque Zaragoza tiene su propia personalidad. No tenemos tanto turismo como en Sevilla y un invierno mucho más duro; pero de eso a pensar que el azud es una mala idea va un tramo muy largo.
Dignifiquemos el Ebro a su paso por la capital, hagamos de él un espacio lúdico y de encuentro, llenemos de gente los lugares, porque todo sitio bonito que dejemos sin pensar en su uso intenso por la gente no sirve más que para ser destrozado. Las personas son las que hacen posibles las ciudades y sus lugares.