16.10.08

¿Se acabo el capitalismo? Viene el futuro.

Es muy posible que estemos asistiendo al final de una era, al final del capitalismo como forma de organización económica y social del mundo, tras 500 años de poder.
Pero sin duda no dejará de existir hasta que la sociedad mundial no tome otro referente. No podemos sobrevivir sin sistema, luego hay que inventarlo.
Podría ser el "conocientismo"
El "sociedaismo"
Incluso el humanismo, y aquí ya no tendríamos que inventar vocablos mal sonantes y nuevos.
Sin duda el capital como referencia de poder no tiene sentido ya. El capital como dinero, como capacidad monetaria de poder controlar, crecer, ser feliz, gobernar.
El dinero hoy tiene un valor relativo porque ya no es oro ni dólares, ahora son acciones, son riesgos, son mercados de futuros que no se entienden, son ladrillos, son tierras secas esperando la recalificación.
El conocimiento, la sabiduria, la sociedad como grupo organizado y capaz, el propio concepto de humanidad como elemento aglutinador de ideas y leyes, ahora que está de moda la globalización, son ejes sobre los que girará el nuevo mundo.
La sabiduría, la felicidad, la salud, la formación, el respeto, el voluntariado social, la capacidad para resolver problemas no se pueden comprar en ningún mercado, no conocen reglas de mercado por mucho que pensemos que si. Y a la larga son las que forman una sociedad potente y rica con una vida más útil.
La democracia como sistema político a cuidar es la vacuna contra la enfermedad de la pobreza, pero hay que dotarle de elementos sociales que hagan funcionar al ser humano como animal inteligente que vuelva a los caminos del respeto y del trabajo para los demás. Nada tiene sentido si toda nuestra laboriosidad está encaminada a poder poseer papelitos de acciones que en una semana se hunden porque unos tontos a 15.000 kilómetros han jugado a experimentos.
El indivíduo necesita referentes más reales que unos apuntes bancarios, necesita trasmitir felicidad, compartir, ayudar al vecino a reir. Si sólo aprendemos a ganar números que suben y bajan, estamos condenados a llorar.