9.10.08

Viniste por la crisis, volverás por las palabras.

Las palabras nos envuelven en un estado sociológico, colectivo, de conversaciones de ascensor. “Como está la crisis hoy, ¿eh?” “Ya ves… y eso que aun no ha venido el mal tiempo”.
Y por momentos, parece que no hay nada más en la faz de la tierra. Vivimos por ciclos, por grandes acontecimientos esporádicos. El mundo se ha debido parar mientras los bancos se afanan en quebrar.

Y el valor del dinero es vapuleado, mientras el cambio climático nos da un respiro en nuestras consciencias. Es bueno no sentirse culpable alguna vez.
Las palabras en cambio ganan valor. Internet nos provee de ello, aunque debo decir que todavía no hemos llegado a un estado satisfactorio, pero estamos gateando, y eso ya es algo.
La información es crucial si queremos una sociedad donde el ascensor de paso a la sala de debate, y la gente pueda opinar de verdad en algo más que un metro cuadrado durante medio minuto. Si bien, falta información. Y sobre todo, falta respeto.

Pero, pregunto yo: En un mundo donde todo se convierte en especialidades, donde todo tiende a ser relativo y opinable, y donde la mala política nos transforma los debates en soltar ideas propias sin escuchar las ajenas, ¿Podemos crear un mundo donde exista gente que solo pueda debatir consigo mismo, y donde los que puedan debatir con los demás se encuentren en un callejón sin salida por el efecto ético y moral? ¿Podemos hacer algo para cambiar el hecho de que nos movemos inexorablemente hacia ese punto?

Saludos