17.5.11

Aragón es nación con la mayor naturalidad y respeto histórico

¿Es Aragón una nación? Estamos ante una pregunta que nos deberíamos ir haciendo con serenidad y sosiego todos nosotros, con el convencimiento además de que sea cual sea la respuesta, no supone tener que romper nada, no debe suponer un futuro peor, ni tampoco una decisión de ruptura y mucho menos de violencia.
Debemos despojar de tabú y miedos esta cuestión, por que nos la debemos plantear sin prisas y desde la óptica histórica de un futuro más lógico, para resolver y no para crear problemas.
Es complicado delimitar qué es una nación, qué representa la división entre nación, país, nacionalidad, o cualquier otra división histórica de territorios. Por eso mismo, muchas veces se utiliza el nacionalismo desde distintas ópticas para arrimar posiciones hacia planteamientos elegidos con anterioridad, según las ideas políticas actuales, más que según los datos históricos.
Personalmente si creo que Aragón es una nación. Otro asunto es que no se le reconozca dicha realidad. En estos momentos está reconocida como “nacionalidad histórica” con el nombre
legal de “Reino de Aragón” en su preámbulo y en su artículo 1.
Tiene como núcleo un territorio geográfico mantenido en su historia. Dispone de su propia manera de comunicarse, por idiomas o por particulares formas de comportamiento social que le otorgan personalidad. Dispone de una autoridad histórica clara, con un bagaje autoritario y legal que si ha perdido en parte es por culpa de decisiones ajenas a Aragón y nunca por decisiones propias. Dispone y ha dispuestos de particulares formas de organización política y social, con leyes propias, con impuestos propios, con Fueros o instituciones políticas diferentes a sus vecinos. Está rodeado de vecinos geográficos que disponen claramente de sentido nacionalista que además es diferente al propio aragonés. Desde Castilla a Cataluña, pasando por Navarra o el País Vasco.
Será muy complicado negarle con razones la identidad como nación a Cataluña. Y lo mismo sucede con el País Vasco y Navarra. Insisto que para nada esto debe indicar una separación legal del núcleo común que es España, aun asumiendo que la historia se escribe cada día. Imaginaros una España con estos territorios disgregados de la misma nación conjunta. Aragón quedaría como una punta de lanza pero amparada también por su historia.
En estos tiempos ya se habla de la unión de Portugal con España hacia una federación ibérica. Como antes se ha realizado la Unión Europea, los Estados Unidos de América o el Reino Unido. Uniones de diferentes territorios, con distintas leyes e historias, además de personalidades jurídicas y sociales diferentes. No sucede nada para entender desde la paz estas uniones respetables con las partes. No sucede nada por entender también los divorcios consensuados y elegidos, siempre que se produzcan desde la libertad de los pueblos, con el respeto a las determinaciones que cada nación puede hacer, para el bien o para el mal histórico de cada pueblo.
Los divorcios se pueden hacer de dos maneras. Bien o mal. Los resultados siempre son dolorosos en un principio pero pueden ser beneficiosos en un tiempo. Y en gran medida se debe a las formas y modos en los que se produce la separación. Los matrimonios no estamos pensando en el divorcio, porque tengamos la posibilidad legal de separarnos. No se decide divorciarnos en cuanto nos enteramos de que existe esa posibilidad. Muy al contario, si decidimos seguir juntos, lo hacemos en más libertad y respeto, y en más responsabilidad.
Estoy completamente seguro de que Aragón no quiere separarse de nada, pero no por egoísmo, sino por responsabilidad histórica y social, lo que no impide en absoluto que no se nos respete a Aragón como nación histórica, que acepta libremente estar junto a otros pueblos formando España.
Fuimos nación, somos nación aunque no se nos reconozca con todas las consecuencias, seremos nación cuando cada uno de nosotros ya no estemos aquí para opinar. La historia traspasa los tiempos y a las personas que viven en ellos.