23.9.12

Carta abierta a un ciudadano comprometido con ganas de leer


Querido político con ganas de leer; querido lector con ganas de entender la política:
Los últimos sondeos son contundentes y con ellos quiero dar la entradilla a este texto. Considera la sociedad española que la política es culpable sin determinar de qué o por qué. Un 9% considera a la política el principal problema en España (por delante del desempleo o la economía), cifra que aumenta hasta un 24% cuando posiciona a la política entre los 3 principales problemas de España. Un 49% de los españoles quieren menos autonomías o suprimirlas. Un 89% está insatisfecho con el funcionamiento de la democracia. Un 82% no confía en el Gobierno de España. Un 74% no confía en el Gobierno de su Comunidad Autónoma. Datos publicados en medios de comunicación no liberales ni conservadores. Un 10% dan entre un notable y sobresaliente a Rajoy. Cifra que se queda en un 4,5% en el caso de Rubalcaba, en un 6% en el de Cayo Lara y en un 8% en el de Rosa Díez.
Con estos datos sobre las manos, las personas que nos dedicamos a la política de una manera más o menos activa no podemos estar contentos de nuestra labor. La sensación social mayoritaria es de que la política y sobre todo los políticos son: unos ladrones, unos sinvergüenzas, unos inútiles, unos vagos que solo buscan SU enriquecimiento, y esto además va en aumento peligrosamente, ayudado por otros políticos que juegan a descalificar para intentar ascender en sus posibilidades electorales y por unos medios de comunicación que juegan a desestabilizar lentamente.
Ya no es el movimiento 15M —que creo muerto—, sino el movimiento social, quien de momento ha optado por la desafección más absoluta. ¿Pero por donde optará la sociedad cuando la crisis apriete algo más? ¿Y qué decidirá hacer cuando la crisis se resuelva y tengamos que recoger los escombros sociales?
Centrémonos en nosotros, en ti y en mi.
¿Qué podemos hacer para que esto no sea así? ¿qué podemos hacer por nuestra sociedad, por nuestro propio partido si pertenedemos a alguno?
Lo que estamos haciendo es dejar que el tiempo vaya trascurriendo y seguir actuando en política como si todo esto no estuviera sucediendo. ¿Hemos cambiado alguna práctica política con la crisis económica, social, institucional, de futuro?
Seguimos creyendo que la política del Siglo XXI es igual a la de los años 70/80 del anterior siglo. ¿En qué se diferencia nuestra forma de hacer política, de acercarnos a la sociedad, de resolver problemas, con la que hacíamos hace 25 años? ¿seríamos capaces de “inventar” nuevas formas de actuación política, más modernas, activas pero sin obligar a la sociedad a ser activa, pues ya no quiere serlo?
Somos pequeños, somos débiles aunque nos cueste reconocerlo. Si gestionar bien las instituciones da sus frutos, miel sobre hojuelas, pero el único punto de apego social, que es nuestra representación política en instituciones, no es entendido en algún momento por la sociedad (por varios motivos posibles) nuestro hundimiento es imparable pues no existe más base que la que entregan los puestos de representación institucional. Cada dos años nos examinan los ciudadanos y nos ponen nota. Lo único válido es lo que piensa en ese momento la sociedad, el vecino, el que acude a elegir entre varias opciones o el que se queda en casa.
Los partidos políticos arecemos una máquina de hacer concejales y diputados, que no es poco, pero un partido político debe ser también una máquina de ideas, de contactar con la sociedad a través de ellas, y a través de líderes políticos que no siempre tienen que ser las primeras figuras de las instituciones. ¿Qué porcentaje del músculo político de cada partido se dedica y proviene desde/y para las instituciones? ¿cuánto le queda para la sociedad de la calle, incluidos los que NO creen en las instituciones?
En todos los partidos políticos los cargos organizativos importantes son también cargos institucionales importantes. Incluso repiten el orden de importancia en las instituciones y en la organización. Así es muy complicado crear crítica política. Pero es más grave no tener una imagen que presentar a la sociedad que sea ajena a las instituciones. Personas que hablen por el partido sin que se le confunda con el cargo institucional. ¿Quién contrala desde dentro de cada partido a sus propios cargos institucionales? ¿quién les puede decir que lo están haciendo bien o muy mal? ¿quién siendo diferente a los cargos que emanan desde los propios partidos políticos pueda indicarles otras ideas, otras formas de acción política?
No existe un contrapoder dentro de los partidos políticos que pueda plantear ideas ajenas a la gestión del día a día. Quein se mueve no sale en la foto, pues el poder lo ejercen los cargos institucionales y no los cargos políticos del partido, sin que nadie pueda acceder a los cargos institucionales sin antes tener el beneplácito de la organización. Por ello se ha optado por la táctica más eficaz. Yo controlo la organización y me eligo o consigo que me elijan a mí, y tras ello logro que no haya nadie que me pued controlar pues me controlo yo a mí mismo. Perfecto, si no fuera por que ya no cuela.
Está todo perfectamente engranado para funcionar en la teoría, pero nada eficaz para generar relaciones con toda la sociedad. Pero vayamos un poco más allá.
¿Estamos en los partidos políticos bien representados de jóvenes?, ¿de personas de la tercera edad? ¿de trabajadores por cuenta ajena? ¿de empresarios y comerciantes? ¿de personalidades de la cultura, investigación o deporte? ¿de universitarios? ¿de mujeres que trabajan en el hogar con sus particulares problemas? ¿de desempleados? No soy capaz de señalar (no quiero) de qué estamos sobre representados en partidos políticos de todo tipo, pero tal vez la discriminación positiva hacia algunos sectores que se pueden considerar poco representados, pudiera ser positiva para el futuro.
Nos esperan años complejos, creo que la política va a cambiar. La izquierda está muy débil y su futuro a corto medio plazo puede ser muy difícil si no se entiende que son otros tiempos y hay que adaptarse y priorizar.
Pero considero que cada uno de nosotros debemos intentar poner sobre la mesa ideas, quejas, pues lo positivo se sobreentiende que es lo obligado, para ponernos a trabajar más por nuestro futuro, si este nos importa. Muchas gracias por vuestra lectura.