23.8.23

Los clientes somos infieles. Pero depende del trato



Los clientes, eses seres maravillosos que nos pagan el sueldo…, son infieles. Todos somos clientes y es fácil entender que cuando dependemos de otros clientes para el funcionamiento de nuestra empresa, se van a comportar como nos comportamos nosotros cuando compramos.

Hay que asumirlo para saber tratarlos a los clientes bien. Mejor de lo que hacemos con normalidad. Repitamos todos en voz alta:

¡¡Los clientes somos infieles!!

Pero no todos somos infieles, efectivamente. Y curiosamente los clientes FIELES son los que nos reportan en nuestro Comercio o Empresa la mitad de nuestros beneficios, aunque sean menos de la mitad de los clientes totales. 

Un cliente fiel nos regala un valor añadido. Pero volvamos a la curiosidad analizada. A los clientes fieles les tratamos peor que a los clientes esporádicos o a los clientes infieles. Y eso no debe ser… nunca.

Un cliente fiel es el que habla bien de nuestra empresa y servicio, el que vuelve, pero además del beneficio por su servicio nos ofrece el beneficio de su palabra, de su trato, de su cuidado en el proveedor…, que somos nosotros.

Ese cliente fiel además compra más de lo habitual, compra productos más caros de la media y sobre todo no compra productos de la competencia, lo que nos hace más fuertes en relación a ella.

Un cliente es fiel cuando te compra tres veces seguidas a ti y no acude a la competencia. Si luego lo pierdes es responsabilidad tuya.

Hay dos momentos claves para ganar a un cliente y para lograr su fidelidad:

Cuando entra a comprar a tu servicio, y durante todo ese proceso.

Cuando entra a pedirte consejo para algo o sobre algo.

Hay que estar preparado para estos dos momentos. El cliente tiene dudas, solicita ayuda, nunca debe sentirse engañado, requiere atención y ser atendido con seriedad responsable.

Y por último, cuando ya es cliente fiel, él debe notar que se le trata de forma diferente al cliente esporádico, bien en atención o en precio. Ser más atento no es muy complicado.