14.4.14

El Mestalla es el nombre de un negocio de secuestros y fútbol. Con perdón siempre

Con el máximo respeto a todas las iniciativas privadas para hacer negocio, el miércoles por la tarde se juega la Copa del Rey de fútbol en el campo del Valencia que llaman el Mestalla por una acequia que circulaba a su vera. Como la Romareda de Zaragoza, pero con la enorme diferencia de que en Valencia es propiedad privada el inmenso solar y edificio del campo de fútbol.

Los negocios son a veces curiosos y raros. Tapados y oscuros para mentes tan bobas como la mía. Sigamos viendo datos para saber menos.

El campo y el edificio actual es inmenso, está en buenas condiciones y se puede reparar y pintar además de modernizar. Está junto a la Ciudad Universitaria, bien comunicado con Metro y cerca de suficientes zonas verdes. Algunos creyeron que aquella pastilla de terreno sería el tesoro del rey Salomón si construían pisos de lujo y llamaron por teléfono a los amigos.
Y entonces sus dueños decidieron tirarlo y hacer otro campo nuevo en un barrio también nuevo de Valencia. Ninguno de los dos está más o menos céntrico que el otro. Pero los negocios son los negocios, aunque no se entiendan bien.

El viejo tiene capacidad para 55.000 espectadores y el nuevo para 61.000, luego no parece esa la motivación. Zaragoza desearía tener un campo como el viejo Mestalla, luego tampoco es cuestión para declarar obsoleto o viejísimo aunque el de Valencia fuera construido en 1923 pues ha tenido grandes reformas importantes, la última en 1998, que han dejado el campo en condiciones modernas.

Todo daría igual si solo fuera una decisión entre privados, pero era Bankia la que había llegado a un preacuerdo para comprar los solares del viejo Mestalla y con esa pasta hacer el nuevo campo siempre por empresas privadas. Cachis con Bankia, a la que tuvimos que rescatar entre todos. 

En el año 2009 todo el negocio se cayó al suelo pues el valor de los terrenos del viejo estadio no daba con las nuevas tasaciones para pagar casi nada, y alguien se salió del tiesto y se chivó. Y se paralizó la construcción del nuevo Mestalla. Estamos hablando de unas obras que superaban los 350 millones de euros, que hubo que reajustar a la baja y aun así no salían las cuentas.

Ahora en el 2014 vienen los secuestros entre Presidentes del Valencia, los colombianos e italianos que ayudan a los secuestradores, sale Suiza a relucir y todo parece una película de El Padrino. Esta es la España en la que nos movemos. Unos vamos de pobres y otros de chulos y ricos.

Si algunos periodistas valencianos se atrevieran a hablar, no sucedería nada, pues los mafiosos son muy jetas. Con perdón siempre, no se vayan a mosquear.