2.3.18

Pequeños parques muy cuidados en Europa

Todos los parques tienen que tener unas finalidades claras: la relajación, el disfrute visual, la calma, el paseo, el descanso, ser una isla dentro de una gran ciudad. Por ello es fácil saber qué elementos deben contener. Otra cosa es que desde los Ayuntamientos queramos crear zonas intermedias para quedar bien y sin coste necesario, o que no seamos capaces de encargar su diseño a sociólogos y urbanistas que sepan qué necesitan construir. O lo que es peor, que no se les tenga en cuenta, que no se les haga ningún caso.

Un parque no es para ganar unas elecciones municipales, sobre todo porque un parque de calidad resulta caro de mantener en el tiempo. Por eso una de las decisiones más lógicas y casi obligatorias es que se contemple el mantenimiento de calidad desde el primer día y con vistas al futuro.

Es mejor un solo parque en un barrio, pero de calidad, bien mantenido y con los elementos necesarios para ser una zona muy usada, que aspirar a dos parques que se dejan abandonados por no poderlos mantener en condiciones.

En algunos países de Europa se opta por un sistema intermedio ante la decisión anterior. Crear un gran parque de barrio o de barrios en zonas limítrofes de vecindad entre dos barrios, y crear varias zonas verdes pequeñas (paisajes de unos 200/400 metros cuadrados) dentro de los barrios pero que son auténticas islas (casi) naturales, donde junto a un 50% de zona muy bien cuidada y con zonas de descanso y juegos, se mezclan en el restante 50% unos espacios totalmente salvajes (o que lo parezca más bien) donde no hay un orden de plantación de árboles, arbustos, rocas o hierbas, sino que da la sensación de que esa zona crece a su suerte. En la imagen uno de estos ejemplos, en la ciudad belga de Gante.

El vecino de la zona se encuentra con una zona mezcla de naturaleza salvaje y naturaleza artificial y diseñada. ¿Dónde está el truco para que aquello funcione? En la limpieza. Tanto el 50% de espacio muy bien cuidado como el 50% de espacio salvaje deben estar perfectamente limpios. Que crezcan hierbas a su antojo no tiene nada que ver con que esté lleno de papeles, latas, botellas o trapos.