La felicidad es contagiosa, pero mucho cuidado, la falta de felicidad también es contagiosa. Es una sensación vital que se propaga como un virus tanto a favor como en contra, por eso siempre hay que tener una dosis de felicidad escondida en el bolsillo de la vida.
Pero esto sucede a las personas y a las sociedades. Sirve para lo micro y lo macro. Las sociedades son felices si quieren ser felices y se trabaja hacia la felicidad, pues es una sensación que se multiplica ella sola. Y al contrario. Nosotros, todos, decidimos.