4.8.11

La triste y básica historia de un hipotecado que pierde todo

Leo en la prensa de hoy el error típico del hipotecado que pierde todo, incluso media vida, con la crisis.
Con 35 años compró un adosado en un barrio periférico de una gran ciudad por 375.000 euros. Solicitó una hipoteca a una Caja de Ahorros por 300.000 y se gastó todos sus ahorros en pagar el resto. Tenía un buen sueldo pero era un currante de 10 horas al día. Unos años después la crisis le llevó al desempleo y ahora ha perdido su casa, de la que todavía debe 315.000 euros por los intereses de demora. No es posible tener que soportar más de 1.000 euros al mes de hipoteca durante 30 años de tu vida.
La hipoteca a 30 años supone el primer detalle imposible de soportar un análisis serio. ¿Cómo somos —posiblemente— tan imbéciles de pensar que la vida no puede cambiar en 30 años? Los 30 años de hipoteca son “la vida”, toda la vida para una persona de 35 años. Tan es así, que la Caja de Ahorros, que no se fiaba pero quería seguir haciendo negocio, solicitó que avalaran sus padres con una casa en otra ciudad y con sus ingresos personales.
Hoy ha perdido sus ahorros y su casa adosada, pero le quedan todavía 115.000 euros de deuda pues el adosado se lo han tasado en 200.000 euros. Puede que incluso valga menos, pues nadie quiere comprarlo.
Y como ya no le queda nada, acuden a embargar la casa de sus padres ancianos para quitársela también. Es una Caja de Ahorros conocida. Y además tienen embargados los sueldos del hipotecado y de los padres. Y mientras no pague esa deuda pendiente le van a seguir subiendo los intereses sangrante de demora.
Como este caso hay miles. Pero lo cierto es que la deuda, que la tiene con la Caja de Ahorros, en realidad es un dinero de cientos de impositores, ajenos a que con su dinero están embargando pisos, y que si la Caja de Ahorros no lo logra cobrar, peligra incluso que un día se lo puedan devolver.
El dinero no son más que números apuntados en un papel. En el debe o en el haber.