16.12.12

Tras la desafección política, viene la afección a otra política

Caminando hacia los 60, uno ya va asumiendo que las cosas son como son simplemente por que así lo quieren otros que seran, los que realmente las van a vivir mucho más que uno mismo. 

Odian a la política y esto todavía me extraña. Pero es lo que quieren los que vienen desde detrás empujando. Se están adaptando a no entrar en el trabajo hasta los 30 años. En no emanciparse de sus padres hasta esa edad. A saber que ya nunca tendrán jubilación, pero les pilla muy lejos para imaginársela. A gastar mucho en vicio y poco en inversión, a pensar que el trabajo es algo que sucede para poder seguir consumiendo.
Si esta sociedad quiere ir de discotecas a partir de las 11 de la noche hasta las 9 de la mañana: ¿quién soy yo para opinar que me suena a barbaridad?  Si la mezcla de consumos irresponsables escapa a mi entendimiento, debo callarme y mirar hacia el parque. Si no se dan cuenta de quien son los ladrones de verdad y quien el que lo está pasando mal, lo intento explicar, pero callo en cuanto me quedo afónico.
No es rendirme, seguiré pensado lo mismo hasta el final y seguiré incluso defendiéndolo como correcto, pero debo empezar a asumir que soy ya la minoría que está bajando y que lo que debo hacer es simplemente observar. Y si acaso sonreír de vez en cuando.
Ayer cené con amigos de la infancia, con hermanos más bien. Mi particular amigo conservador está excesivamente conservado. Le afecta mucho las páginas duras de internet. Funcionan bien haciendo adeptos. Su radicalismo conservador está en auge incluso con algunos meses más que yo sobre su edad.
Tras la desafección política no viene la nada, hay que tener cuidado, vuelve la afección política. Este periodo de desafección política es transitorio, y aunque lo sabemos no nos lo creemos. Ya hay un grupo que va en aumento y que se están volviendo a reenganchar a la afección política, pero me dan miedo. Los odios ya los han dejado en un cajón, ahora vienen con SUS soluciones. Por eso es lógico que yo empiece a tener miedo.
Al menos su jamón, su vino de Longares y sus codornices escabechadas estaban perfectas. Pero me preocupa que no se me estropeara el estómago; yo creo que me estoy acostumbrando a todo y eso es grave.