6.12.09

Sobre la naturaleza y el medioambiente en los sistemas económicos actuales.

Hoy en día, la visión que los propios sistemas sociales tienen de la naturaleza y el medioambiente es muy diferente a la que había en el pasado. Ya no sólo es importante que estemos actuando contra ella, sino el porqué en nuestra consciencia no nos importa tanto le hecho de estar haciéndolo.

Al principio de los tiempos, la naturaleza actuaba como la propia manifestación de diferentes dioses o deidades, y esto acojonaba mucho a los tíos que dependían en extremo de los alimentos para vivir.
Los nómadas cazaban lo que podían y seguían viajando hasta zonas donde pudieran encontrar más comida. La naturaleza los guiaba de aquí para allá, y ellos dependían de ella.

Los sedentarios aprendieron a operar por si mismos con la naturaleza, y empezaron a desarrollar la agricultura. Se establecieron en ríos o en zonas altamente potenciales, pero debían seguir rezando a sus dioses para que las cosechas no se vieran afectadas por las muchas variables que podían fastidiarles todo el invento y sufrir hambrunas.

Llego un momento en que el conocimiento científico hizo posible entender el propio mecanismo de la agricultura, los dioses ya eran algo del pasado (bueno, no todos, aun debió quedar alguno), y los “fisiócratas” hablaban de la reorientación de la agricultura y la naturaleza al servicio del ser humano. Se abonaban los campos y se explotaban de la mayor forma posible para conseguir la mayor producción posible.

Esto hizo posible cierto excedente. La humanidad consiguió producir mucho más de lo que necesitaba para sobrevivir, y por tanto la sociedad comenzó a diversificarse en otras actividades, que derivaron en el desarrollo de la revolución industrial, y en el largo plazo, en las sociedades actuales.

Pero claro, la revolución industrial trajo consigo maquinas, inimaginables para los anteriores productores de alimentos, que conseguían aumentar la productividad de forma que la producción mundial de alimentos estaría en cierto modo suficientemente conseguida de forma holgada. Es decir, hemos pasado de depender y llorar y rezar por la naturaleza, a crear unas maquinas capaces de asegurar nuestra supervivencia. El comercio hace crear unos valores que restan importancia a la naturaleza. Si no conseguimos unos ciertos alimentos en las cantidades necesarias, se las compramos a los vecinos que habrán tenido más suerte, y poco a poco, los valores sociales se desprenden de ese apego natural por la naturaleza, escondida bajo cables y metales oxidados.

Las sociedades capitalistas ya no observan a la naturaleza como una variable importante en la producción, la participación en el sistema del sector primario es muy inferior al resto, y por tanto, en conjunto queda como un residuo del que no queremos saber nada.

Los problemas son claros, ya que al no depender tanto de la naturaleza (en el corto plazo, gracias a la ilusión individualista), no nos importa lo que le pueda pasar, y hablo de agregados de comportamiento. Obviamente si preguntamos a alguien si le importa degradar la naturaleza te dirá que si, pero no hablamos de lo que como individuos queremos, si no de lo que como individuos, en el agregado, hacemos.

Y en hoy en día la naturaleza está siendo vilipendiada por sistemas industriales que no tienen en cuenta ni el medioambiente ni el resto de seres vivos.

Los nómadas se morirían antes de entender lo que estamos haciendo a su patria.

Saludos.