1.12.09

Ley de Economía sostenible (II)


Seguimos con las medidas que intentan aumentar la propia competitividad, algo difícilmente conseguible en un corto plazo, y mucho menos si es recesivo.
La competitividad se puede resumir en la capacidad de ser atractivo para los países exteriores, de forma que exportemos productos, crezcamos conjuntamente sobre la misma o a una mayor tasa de crecimiento y destaquemos internacionalmente en algún aspecto económico.
Los países, todos, se especializan. Esta especialización viene derivada por el contexto histórico, por razones puramente sociales, y por los factores abundantes de un propio país.
Pero en general, a parte de enfatizar el sector al que comparativamente mejor estamos adaptados, es bueno ser competitivo a gran escala, es decir, en grandes áreas económicas. Sino, el factor de crecimiento del país puede venirse enteramente abajo, como ha pasado esta vez.

Una parte importante es mejorar y simplificar la red administrativa que permita la creación de empresas. Como decía ayer, las instituciones pueden lastrar en cierta forma la economía, por ejemplo, imponiendo muchas condiciones para las creaciones de las empresas (que en ciencia económica pueden darse por dado). Así pues, disminuyen el coste para la creación de empresas y disminución de plazos administrativos para los pagos. Una forma de liberalizar la red y disminuir la burocracia, necesaria para un mínimo de orden.

Se impulsa en cierto modo la conexión a Internet, garantizando para 2011 el Mbit/seg en banda ancha.
Esto es un adelanto, si, pero lo cierto es que puede hacerse escaso en comparación con otros países. Siempre podemos preguntarnos la utilidad real de esta velocidad, pero lo cierto es que necesariamente debemos igualarnos de forma rápida al resto de Europa en cuestiones de productividad si lo que queremos igualarnos a nivel de producción per cápita.

Fomento de la comunicación de las actividad investigadoras, manteniendo la titularidad de la propiedad (obvio) a quien realice la investigación.
Otro pilar básico de la competitividad, es impulsar el ahorro de recursos destinados para la investigación. En cierto modo es difícil ya que es bastante fácil, hoy en día, copiar cualquier nuevo invento que salga al mercado. Las formas de cambiar ligeramente el desarrollo original, y el hecho de que los beneficios pueden ser muy superiores al coste o la pena por plagiar.
A este aspecto, es mejor, a parte de fomentar las ayudas fiscales a la actividad investigadora empresarial, tener instituciones duras con respecto al respeto de la competencia.

También se incluyen cambios en la formación profesional, pero eso mejor lo dejo por que mi compañero Ajovin, es mucho más conocedor de los pasos que se deberían realizar en la práctica para mejorar todo este sector educativo, que tiene peculiaridades características y potencialidades más grandes de las que ahora podemos admirar.

Al contrario que el resto de medidas, estas, siendo de calado bastante importante, son las menos agraciadas. Son bastante escasas.
Pero todo tiene su explicación. Hoy en día lo que hay que potenciar es el mercado interno, y cambiar el marco del mercado interno. Es difícil potenciar el cambio de potencialidad productiva, mucho más en un país como el nuestro. Pero si estas medidas no van acompañadas, en un futuro no muy lejano, de otras de mayor calado, toda acción habrá sido fútil.

No se puede hablar de potenciar el I+D, si las universidades han reducido sus presupuestos, y no tienen ni para unos ordenadores decentes.