30.9.11

Existe el factor suerte en la vida. Pero hay que salir a buscarla todos los días

Escuchaba hoy el caso de una joven de treinta años que acababa de aprender a multiplicar hace pocos meses. Hablaba perfectamente el castellano pero había ido muy pocos años de su vida a la escuela. Su dura infancia le había dejado un gran poso de inseguridad, de timidez, de valentía también, pero sobre todo de un sufrimiento en su sonrisa que no podía evitar aunque la belleza lo disimulara.

La vida es muy dura a veces. Sobre todo si la comparamos con las vidas de los que nos rodean. Simplemente por que de los demás solo vemos la parte buena, solo se enseña lo bonito y maravilloso. Pero dentro de la cáscara de cada uno conviven temores, dolores viejos, heridas sin cerrar, miedos disimulados.

Si no aprendemos a mirar al mundo que nos rodea con la exigencia que nos ponemos al mundo nuestro, siempre sufriremos, pues nos parecerá maravilloso el resto y malo lo nuestro. La vida es dura, lo comentaba antes, pero sobre todo es que las metas que nos proponemos son altas y no siempre fáciles. Sobre todo es dura por que la sociedad actual intenta que no sea tan dura y por ello, quien queda descolocado en salud, riqueza, formación, amor o deseos no cumplidos, se ve separada de la calidad de vida que cree —con razón— también le corresponde. 

Que no se nos olvide que el factor suerte existe y que hay que ir a buscarla todos los días.