27.6.23

Todos los animales humanos adoramos el poder. Poder 03

El Poder y la necesidad de tener poder es algo consustancial de los animales
, es una necesidad animal, pero no debemos olvidar nunca que a todos los efectos somos animales aunque nos fastidie aceptarlo. 

Podemos tener un pulgar en contraposición al resto y eso nos permite agarrar, podemos tener memoria y sentimientos. Podemos incluso andar erguidos y saber hablar y escribir. Pero somos animales. Y el Poder aunque nos fastidie y mucho, es un acto animal, de supervivencia, de auto defensa, de egoísmo incluso.

Dentro de lo que llamamos Poder se encierran mucha acepciones, muchos aspectos diferenciados, pero todos ellos suponen poder mandar u ordenar sobre otros miembros de tu especie, al menos sobre ellos aunque en realidad una vez que aprendemos a ejercer el Poder creemos que es infinito y que lo tenemos no solo sobre las personas sino también sobre las cosas, los animales, las plantas, el medio ambiente y el Planeta Tierra.

El Poder es mandar, gobernar, gestionar por encima de otros humanos, conseguir que te obedezcan, a costa de que tú también tienes que obedecer. Es decir, el Poder es aprender a organizarte en sociedad, en grupo, en equipo. Admitir la dualidad de mandar y obedecer. 

Pero quien manda no es siempre capaz de obedecer. No le resulta fácil el ejercicio de obedecer. Y muchas veces se rebela a obedecer, lo que lo convierte en un mal organizador de poder.

Para saber mandar, es cuestión ineludible el saber obedecer. Antes de mandar y sobre todo también durante los periodos de Poder tenemos que saber obedecer, es cuestión muy necesaria para mandar bien. Lo contrario es no querer ningún tipo de autoridad. Mandar supone saber y querer entender qué significa obedecer. 

Incluso los déspotas lo hacen mejor si antes han sabido obedecer.

El filósofo Solón y Aristóteles años después, fueron pensadores que hablaron de esa necesidad en saber obedecer para poder tener Poder de mandar. Hablamos de filósofos que empezaron a marcar estos caminos del saber hace ya unos 2.500 años, luego, no es moderna la idea, y además debemos aceptar que debe ser cierta pues ha perdurado hasta nuestros días casi sin moverse.

Para mandar y con ello poder tener Poder, hay que saber y conocer sobre lo que se manda, hacia quien van dirigidas las órdenes, y por eso no todos saben mandar, pues el que manda tiene más responsabilidad que quien debe obedece y ese ejercicio del poder tiene que saber ejercerlo para alcanzar sus objetivos finales. 

Y por eso es también imprescindible el saber obedecer, pues el fin de mandar es aspirar a ser obedecido con sentido común.

La obediencia nunca es ciega, es inteligente. Bien por error o por ignorancia puede darse el caso de que el que obedece tenga que aclarar algo, algún aspecto de las órdenes. Por eso es fundamental que se busquen personas inteligentes para obedecer en la primera línea inferior al Poder, sabiendo que además esa inteligencia les hará creer en quien los ordena. 

Nadie obedece siempre y sin rebelarse, a quien considera menos capaz que los propios que tienen que obedecer.

No se puede decir que sí a todo, hay casos en que hay que decir que no, y por eso es necesario obedecer inteligentemente, con razones, verdad, justicia y responsabilidad personal. Y por ello la principal tarea del que tiene el Poder es saber elegir bien sobre los que va a mandar en primera instancia. Conocerlos y saber mandarles las órdenes que deben ir repartiendo. 

Efectivamente el Poder hay que saberlo repartir, y en esa distribución de partes del Poder, en ese troceamiento del poder para tener equipos de poder debajo del Poder, es donde más influye la inteligencia del que quiere gobernar, quiere tener el Poder de repartir también poder.

Un Poder absoluto no es inteligente, no es válido para tener calidad en el Poder. Siempre es mucho más eficaz tener poder de/sobre equipos, saber configurar esos grupos que distribuyan el poder, ejerciéndolo también sobre ellos a modo de Red Vírica.

Ejercer Poder en equipos, para poder controlar el Poder desde esos mismos equipos. Incluso es los casos de Poder Absoluto, en esos espacios de poder en los que creemos ver a una sola persona al mando férreo de una organización o Gobierno, una gran empresa, un Gobierno Dictatorial, debajo pero casi siempre a su lado, existen uno o varios equipos de Poder que son los que realmente trabajar para repartir el poder y para controlarlo en las tareas animales y humanas, pues desean no perderlo, mantenerlo y mejorarlo. Desean tener poder aunque estén debajo del Poder.

Como estamos viendo levemente todavía, el Poder es un estamento muy organizado, complejo, que necesita de mucho cuidado, pues nadie quiere obedecer sin motivo, ni nadie sabe mandar sin tener muy marcadas unas metas, unas órdenes que les dirijan a un objetivo personal de premio. 

Somos animales sociales, y por eso quien marca las reglas de cada sociedad y en cada momento debe conocer muy bien los fundamentos particulares de cada grupo social, no sirve el mismo modelos de Poder ni para cada sociedad ni para cada momento histórico.

El Poder solo es posible ejercerlo si se reparten premios. 

Y eso aun bien sabido, hay que matizarlo para detallar que hay muchas clases de premios, más que de castigos. Y a veces y de forma inevitable —pues somos animales aunque no nos lo creamos del todo— hay que saber repartir y dosificar también castigos. 

Y saber fabricar esos premios y esos castigos es tarea compleja si se quiere hacer bien para obtener los resultados que se espera de ellos. Suena muy mal estas líneas, pero insisto en que somos unos simples animales.

La recompensa tiene tantas formas como opciones, y es más compleja de fabricar que el castigo. Si el Poder se utiliza de forma irregular, si se abusa en cambio del castigo directo o indirecto, estamos quemando las opciones del Poder sin darnos cuenta de que el mejor castigo puede ser simplemente la falta de recompensa. 

Como somos en realidad animales humanos, un apoyo moral, unas palabras, una caricia, un leve reconocimiento, pueden ser los primeros síntomas de recompensa. Fácil, barato, sencillo de conseguir desde el Poder, y que funciona muy bien. 

El Poder tiene que tener muy engrasados todos los mecanismos de reparto de ese poder, para lograr las obediencias necesarias. Y eso el Líder lo debe saber manejar bien, para lograr las obediencias necesarias, y mitigar los problemas que puedan ir surgiendo.

Visto desde fuera nos puede parecer que todo esto es un ejercicio sucio, brutal, manipulador, asqueroso, viejuno, y varios adjetivos más que no viene al caso recordar aquí pues todos pueden ir ascendiendo en la escala del insulto. 

No, realmente llevamos miles de años igual, y seguiremos miles de años también igual, excepto si nos cargamos finalmente el Planeta, algo que parece mucho más lejano que el simplemente cargarnos la actual sociedad.

Para que esto funcione, unos tienen que obedecer y trabajar con las órdenes que otros les emitan. 

Simplemente porque el objetivo último es lograr una mejora de la vida media de todos los que estamos dentro del equipo humano. Y también de forma inevitable, una mejora superior de los que están en las diferentes escalas que superan a esa media de poder. 

No es posible, todavía, configurar ningún tipo de poder humano sin sacar de ejemplo a la clásica escalera. Podemos trabajar cada día más por la horizontalidad de esa escalera, podemos creernos que los tiempos han cambiado y que ahora todo es plano, cuando en realidad lo que sucede es que es más líquido y simplemente nos resulta más fácil movernos dentro de esa escalera.

Una escalera más plana supone más facilidad para poder ascender, pero también más facilidad de bajar y volver al punto de partida sin que lo desees. 

Es cierto que si es plana, quien está arriba ve más cerca a todos los demás, los que obedecen; y eso supone entender mejor los problemas de los “de abajo” pero a su vez, también que tenga —quien esté arriba— más miedo de perder el poder y que por ello se arriesgue menos en sus decisiones. 

¿Eso es malo o bueno? Pues depende del momento de la empresa, del territorio, del equipo y su momento vital.

En realidad no es necesario tener escaleras planas para ascender, para tener Poder, sino escaleras fáciles, accesibles, que no estén diseñadas —como las que dejo en la página siguiente— para que nadie pueda ascender si no hay momentos especiales y muchas puertas abiertas. 

El Poder como iremos viendo, sabe muy bien diseñarse para que sea elitista, para que el acceso a sus espacios de trabajo sea minoritario y sobre todo elegido antes de iniciar la escalada.

Es más sencillo alcanzar el Poder que mantenerlo, y en eso están dedicando todos sus esfuerzos los que lo alcanzan. En simplemente mantenerlo. Pero no por los beneficios que representa, sino por el sencillo hecho de que engancha, de que a nadie le gusta tener que bajar escaleras ya subidas y reencontrarte otra vez con el suelo. 

En el Poder no gustan los despachos, gusta lo que se puede hacer desde los despachos. 

El Poder necesita notar esa sensación máxima de utilidad, aunque a veces sea una equivocación el creer que eres imprescindible para el poder que estás ejerciendo.