8.12.18

Creer en nuestro Dios es ser muy egoísta

El otro día me explicaron que creer en nuestro Dios es ser muy egoísta. Y en la explicación está el fondo del asunto. Nuestro Dios creó según nos dicen este planeta Tierra, este mundo nuestro, la vida en este mundo azul. Pero en realidad la Tierra es una cosita muy pequeña dentro de nuestro Sistema Solar, donde aproximadamente ocupamos como Tierra menos de un 0,05% de su volumen. 

Nuestro sistema planetario alrededor de un Sol sin vida —aunque él tenga el 99,75% del volumen total— es diminuto comparado con nuestro sistema estelar donde queda incluido nuestro sistema planetario. Pues hay miles y miles de sistemas estelares y la Vía Láctea no es ni de los más grandes.

Hemos sido capaces de detectar ya más de medio millón de planetas. Estamos a unos 28.000 años luz del centro de la Vía Láctea que sería nuestro Sistema Estelar. No somos pues…, nada de nada. 

Pero en cambio estamos convencidos de que Dios tuvo los arrestos de fijarse en esta motita de polvo diminuta para crear aquí la vida. ¿Somos o no somos egoístas por pensar así?

Pero si acudimos a las matemáticas nos vamos a unas cifras peores. Estas nos dan que hay unos ochocientos trillones de planetas en el universo, que también tiene narices intentar encontrarlos a todos, de los cuales podrían estar habitados por algún tipo de vida sobre unos 50 trillones de planetas. Si la vida la creó Dios en todos ellos, hay que reconocerle un trabajo bestial, inmenso. Siempre que haya un solo Dios currando para eso. Y que nos haya tocado a nosotros una suerte inmensa. ¿Sabemos lo que es un trillón? Sí, bastante más que el salario medio de un español.