10.12.18

Estamos en 1930 y nos creemos estar en el 2018

Damos la sensación de estar cansados de la democracia. De que queremos buscar otro sistema porque la actual democracia no nos ha ofrecido lo que creíamos, lo que prometía, lo que esperábamos de ella. Y lo digo desde España y/o desde Europa. Hace tantos años que no estamos inmersos en una guerra violenta, que parecemos estar pidiéndola a gritos.

Pero no estoy hablando de los ciudadanos de base, de los míos, sino de los que tienen la responsabilidad de gestionar el mundo, Europa y España. La salida de la crisis económica ha sido injusta, carísima para una gran parte de la sociedad y beneficiosa para otra parte. Y esa pasada de alegría muy mal repartida, es la pólvora que nos está llevando a situaciones violentas, de momento en el pensamiento.

Nada sucede de la noche a la mañana. O lo que sí sucede de la noche a la mañana tiene menos posibilidades de quedar asentado. Todo es lento como los buenos cocidos, que requieren mucho tiempo de fuego. Y les vamos añadiendo compangos poco a poco para que tengan más sabor, aunque si los cocineros no se ponen de acuerdo, al final el resultado es grasiento, incomible, indigesto.

Si desde el poder ejecutivo y político se está reflexionando, no se nota. Excepto los que reflexionan para ganar posiciones. El empobrecimiento político y el agotamiento intelectual es un rémora, pero es lo que tenemos por múltiples fritos críticos que nos hemos ido dando para joder las soluciones. Es posible que no quede otra. Estamos en 1930 y nos creemos estar en el 2018.