13.11.11

Odio a los asesores que enseñan trampas legales e ilegales a los empresarios

No me gusta este domingo, con Berlusconi dimitido por culpa de los mercados y sus presiones y no por las urnas italianas que la hayan dicho “ya vale” y con unas encuestas electorales para España que siguen dejando al PSOE y a su Rubalcaba tirado por los suelos. No me gusta que la democracia pierda valor, que la gente decida quedarse en casa sin participar en la política, que sigamos sin entender esta crisis global y potente, que aun sufriendo el desempleo se siga insistiendo en la economía sumergida como el enmascaramiento de un drama social y laboral que nos amenaza con el desapego y el suicidio como sociedad.

Tenemos soluciones, son duras y tenemos que apretar todos en la misma dirección. Y por eso, son imposibles. Lo que pretende el PP es asentar los beneficios empresariales como elemento definitivo para que los mercados funcionen. Y es cierto esto, de conseguirla, pero a costa de los que no son poseedores de mercados que no sea su trabajo dirigido. Los trabajadores lo tiene crudo cada vez que se habla de facilitar a los mercados la solución. 

Hay que elegir: entre solución para la sociedad, para las personas o solución para las empresa y los mercados. Es cierto que si planteamos solución para las empresas lo hacen —quien lo defiende así— contando con las personas, pues saben que sin ellas como productores y consumidores, no funcionan las empresas, el mercado.

Como es cierto también que los que planteamos la solución pensando en las personas no decimos de destrozar las empresas ni de no ayudarlas en cumplir su función social y económica. Se habla de priorizar un elemento sobre el otro. De ayudar a las empresas con arreglo a su función social y laboral, luchar brutalmente contra el fraude asesor y legal, contras las trampas que soportan los papeles contables, pero no soportan las personas sin sufrir. En toda empresa, incluidas muchas Pymes, el valor más buscado es el asesor contable, el tramposo de estudios finos que le sepa optimizar los beneficios de los números a costa de pagar menos impuestos. Eso se tiene que acabar ya, con suma urgencia. Como sea, empleando la leyes que hagan falta. Castigando brutalmente tanto a los asesores tramposos como a las empresas que recurren a ellos. Cada euro que sisan las empresas tramposas es un euro que roban a sus trabajadores y a todos nosotros a través de los impuestos. Y por desgracias hay muchos más, muchísimos más de los que nos podemos imaginar y en cantidades que nada tiene que ver con la trampa de un fontanero sin factura.