18.10.12

El poder económico la ganado la guerra al poder político

El sistema democrático, la política, las personas que deberían haber velado por el sistema social y política, han claudicado ante los poderes económicos en estas últimas décadas, dejando la gobernación real en sus manos, perdiendo los políticos el poder para pasar a ser meros gestores.

Podemos decir que los políticos son unos jetas, incluso muchos pensarán que unos ladrones.

Sus trampas son miserias, migajas, grandes cantidades para muchos de nosotros, pero polvos en relación a la manipulación global que los poderes económicos que no dan la cara pero que llevan años manipulando, han realizado en este país.
No somos una dictadura, y ese es el gran truco. Han jugado permitiendo que la democracia creciera, a costa de ser ellos los que dominaban aquellas layes y cambios que les afectaban a sus manipulaciones económicas. Durante siglos los poderes económicos han subyugado a los pueblos para que nunca se levantaran contra sus tejemanejes. Ahora han aprendido que es más eficaz darles libertad.
Como decía un gran humorista español, no hay nada como darles libertad a los cerdos, para que se críen más gordos y sabrosos.
Lo curioso es que ahora todos, es decir TODOS, tenemos una gran deuda pública. La deuda la tenemos TODOS y la tendremos que pagar todos. Muchas veces olvidamos que TODOS somos tú y yo. Pero curiosamente nunca hemos participado de las ventajas que daban esas deudas. Nunca las pedimos, nunca decidimos sobre ellas, incuso estamos seguros que los políticos que pidieron esas deudas tampoco se beneficiaron de ellas, simplemente fueron manipulados por unos jetas sobre unos tontos que se ponían traje y se creían importantes por que presuntamente gestionaban.
Los políticos, todos, yo también, debemos replantearnos nuestra labor, pero no abandonar, sino hacernos responsables de nuestras boberías y ser capaces de tomar riendas de los abusos de los manipuladores que jugaron con los políticos, cuando menos sin que estos se dieran cuenta.
Y plantear que gran parte de nuestra deuda pública hay que analizarla con sumo tiento y ver responsabilidades, además de posibilidades de pagar o de condonar y empezar a ser tan responsables como asumimos cuando tomamos la gestión de cada encargo político.