28.10.12

Somos esclavos de nuestras deudas y no aprendemos

La independencia financiera es fundamental para ser felices. Pero la independencia financiera no depende tanto de lo que se gana cada mes, sino de lo que se gasta.

Ayer mismo en la televisión salía un matrimonio que este lunes sería desalojados de su vivienda. Habían ganado unos 8.000 euros al mes durante 10 años. Pero debían 600.000 euros de hipoteca por dos viviendas. Siempre habían vivido al día y gastaban lo mismo que ingresaban.
Ahorrar a veces es muy complicado, pero no es imposible. Ahorrar es gastar menos de lo que entra. Hay que adaptarse a lo que se gana, no a la capacidad de endeudamiento que presuntamente tenemos. Simplemente por que nuestra capacidad de endeudamiento no depende de nosotros, sino de los prestamistas que dan o quitan según sus propios criterios.
Si dependemos de otros para vivir, nunca seremos libres y por ello, nunca seremos felices.
Si nuestros ingresos no son suficientes podemos hacer dos cosas. Intentar tener más ingresos. Adaptar nuestros gastos a los ingresos. Durante muchos años lo que hemos hecho es lo contrario. Hemos ido aumentando nuestros gastos (creyendo que eran imprescindibles) pensando solo EN EL HOY, sin preocuparnos en los ingresos. Hemos creído que las cuentas globales había que hacerlas cada día, no cada quinquenio, cada década. Si hoy ganas mucho debes pensar que igual algún día no ganas tanto o incluso no ganas nada. Si hoy ganas poco, no debes sufrir sino pelear por construir una forma que te permita ganar más en un tiempo.
En economía doméstica, el presente no existe, o lo que es más ilustrativo, no nos debe guiar. Debemos pensar siempre en la suma contable y en los resultados que se pueden realizar con los ingresos. Endeudarse es una mala práctica, alentada por los que te quieren asustada y esclava de ellos.