23.6.12

Lo curioso de este primer rescate es que ya se está hablando del segundo


Esta batalla entre Rajoy y la UE la va a ganar Rajoy. Lo malo es que la vamos a perder todos los españoles. Rajoy está convencido de que es capaz de ganar todas las batallas posibles simplemente escondiendo la cabeza y hablando poco y mal mientras deja que vaya pasando el tiempo. Esto en Europa no funciona así y aunque Rajoy esté convencido de que ha ganado el rescate, los españoles lo hemos perdido pues tendremos que soportar los recortes, las decisiones de los hombres de negro, el pago de las trampas y el abuso de poder más el sonrojo de sabernos perdedores.
Vamos a ser capaces de pedir el rescate el lunes por la noche apurando los tiempos obligados por la UE. Y vamos a pedir menos de lo que necesitamos para que no parezca un gran rescate sino uno pequeñico y de llevar por casa.
Hacemos un planteamiento contra el fraude fiscal y ponemos el límite de pago en efectivo en 2.500 euros para autónomos y empresas, cuando lo lógico sería un límite de 1.000 (o incuso de 500) y para todo tipo de transacciones. Si queremos hacer algo en España hay que pecar por exceso y no por defecto, pues somos muy dados a buscarle la vuelta. El dinero B de las empresas lo tienen en el bolsillo personas, que seguirán siendo quienes lo gastarán sin dejar de ser B.
Lo curioso de este primer rescate es que ya se está hablando del segundo, para que a Rajoy no le quede duda de qué va esto. Este primer rescate no lo entendemos mucho, pues no soluciona el desempleo, no arregla la falta de crédito, no afecta a la deuda pública. Efectivamente acude al rescate de los bancos, que están tan mal que son capaces de engañarnos y no decírnoslo. Es pues un nuevo grano que nos ha salido mientras pensábamos que el grano gordo era el desempleo y la deuda pública.
En economía los miedos son las peores patadas en los riñones que podemos recibir, por eso algunos han pensado que lo mejor es no comunicar, no informar, no decir nada que sea verdad y sí, mucha mentira disfrazada. Es como si pensaran que gobiernan a un país de niños de teta. Lo peor es cuando se algunos políticos españoles creen que en Europa también están con las mismas necesidades de escuchar un lenguaje disfrazado. Jope cómo estamos.