6.3.13

Venezuela necesita recobrar la calma y labrar un nuevo futuro

Tras la muerte de Hugo Chávez se abren diversos interrogantes —sociales sobre todo— que resulta interesante analizar.

El primero y básico es saber qué rumbo va a tomar a medio plazo Venezuela. Es un país muy importante en el mundo como para pensar que las soluciones a sus intereses son solo internos. Gran parte de Hispanoamérica mirará con ojos atentos las soluciones que se tomen y sus resultados.
El segundo es entender el papel de Hugo Chávez en el mundo tras estos 14 años de gobierno en Venezuela. No era un político al uso, tal vez el moderno político de la América más complicada de entender en Europa, un demagogo y populista pero muy querido político de un país que cuando él llegó estaba peor de cómo lo deja. Pero no ha logrado pacificar el país y eso es un peso tremendo para el futuro.
Tras la caída del Muro de Berlín, del comunismo como posibilidad teórica, quedó una especie de renacer de extrema izquierda entre los llamado Presidentes Bolivarianos, de los que Chávez era el ejemplo a seguir. Casi dictadores, lo eran de izquierdas y eso significa una moderación clara en sus movimientos  de control político o de sociedades que no opinan como ellos. No son países democráticos como en Europa, pero tampoco son países como los Chile de Pinochet o las Argentinas de Videla. Habían creado un nuevo sistema político en donde el poder militar les respetaba y los votos de las sociedades más pobres les respaldaban ante las urnas. Ahora se abre el futuro de estos sistemas que no es posible exportar.
Los datos son contundentes. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza en Venezuela se situaba en un 49,4% en el año 1999 y era del 27,8% en el año 2010. Se podría haber hecho mejor, pero lo realizado es muy importante. Ahora toca esperar que la propia sociedad venezolana sepa entender esto, asumir con calma que los tiempos en política son a veces lentos, y que hay que intentar no perder lo conseguido. Para ello es fundamental unas nuevas elecciones libres y un respeto a quien salga elegido. Un respeto y un clamor de ayuda, pues la va a necesitar para evitar ser comparado con maldad.