 Escribir es una actividad para la que todos estamos preparados, una actividad placentera que ayuda tremendamente en la tranquilidad de espíritu y al crecimiento personal. Escribir no es una actividad reservada solo a los profesionales de las letras, como cocinar o pintar la pared de su salón no lo es para personas que viven de esa actividad.
Escribir es una actividad para la que todos estamos preparados, una actividad placentera que ayuda tremendamente en la tranquilidad de espíritu y al crecimiento personal. Escribir no es una actividad reservada solo a los profesionales de las letras, como cocinar o pintar la pared de su salón no lo es para personas que viven de esa actividad. Usted puede disfrutar y compartir con sus allegados una excelente paella, un carne a la brasa, un pescado a la sal o unos poemas. Nada de esto le está vedado, y lo curioso es que además puede hacerlo de una manera fácil.
Escribir es tan sencillo como hablar, y se aprende escribiendo y tirando a la basura muchas hojas de papel. Y leyendo mucho, y copiando y aprendiendo a su vez.
No debe ponerse como meta emular a Camilo José, como es posible que no desee llegar a ser tan conocido como Ferran Adrià, sino simplemente disfrutar.
Y escribir es una actividad con la que se puede disfrutar y mucho.
Inténtelo, coja unas hojas en blanco, un documento vacío y póngase a escribir sobre esta decisión que acaba de tomar. Juegue a escribir, si, juegue a llevar un diario aunque tenga 50 años de edad y experiencia, disfrute escribiendo cartas a un personaje inventado, o lo que incluso resulta más arriesgado…, disfrute escribiendo cartas siendo quien las recibe un personaje inventado.
Escribir es un juego de laboratorio, en donde va a construir con las palabras, pero sobre todo con los personajes. Puede disfrazarse o poner en boca de otro lo que a usted le sucede, puede cambiar de fisonomía, ser un joven o un viejo cascarrabias.
Y no piense en publicar… como tampoco piensa en montar un restaurante cuando hace las paellas para los amigos.
Simplemente se abandone a escribir pensando en sus nietos, en usted mismo, en dejarse llevar por las situaciones.
¿Qué de dónde puede sacar el tiempo?
Yo les voy a decir un pequeño secreto personal. Amplié mis tiempos de escritura en los periodos de anuncios entre programas de televisión.
Ahora escribo en vez de ver programas de televisión y dedico los cortes de anuncios a hablar con mi pareja que también descansa de estar ensimismada en esos momento.
Nadie le obliga a estar mirando la misma pantalla que el resto de personas, y tener hoy un portátil entre las piernas es una opción para un buen cumpleaños.
Nota.: Dar consejos es una costumbre errónea, pero no he encontrado mejor manera de titular la entrada.
 
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