16.6.08

Las 65 horas laborales europeas o porqué Europa no logra prosperar

En la imgen se puede ver como la gente es capaz de disfrutar y relajarse, incluso rodeado de mierda. Pero no es lo deseable.

Contra la globalización laboral, Europa se ha sacado de la manga que la flexibilidad laboral es el medicamento, y quiere darnos a todos pastillas en forma de 65 horas semanales máximas.
Efectivamente no son (de momento) obligatorias de tomar, pero puede ser un camino abierto, que resulte peligroso.
Nuestro Estatuto de los Trabajadores marca un máximo de 4o horas semanales y muchos convenios sectoriales recogen horarios anuales máximos que reflejan menos de estas horas de media. Pero si que se abre el melón de un tema complicado, como es el de la negociación personal entre empresa y trabajador, no ya al margen de los convenios, pero si en un lateral.
Se podría contratar a personas que trabajaran 65 horas semanales durante unas semanas para puntas de producción y solo 15 horas otras semanas de producción baja para no saltarse las 40 horas de media.
El primer problema sería la seguridad en el trabajo, alguien que trabaja 10 horas, durante 6 días a la semana, está en mayor peligro de accidentes. El segundo sería la calidad de la producción de ese mismo puesto. El tercero el uso indiscriminado de la vida de las personas por la empresa, que no respetaría que se pudieran organizar, pues nunca sabrían qué tipo de jornada tendrían en su vida laboral.
El tercer punto entra de lleno la atención familiar, compañer@, hijos, progenitores, amistades, formación y cultura, vida social, etc.
La persona deja de ser libre para ser propiedad de una empresa que la utiliza como quiere y cuando quiere. Algunos tontos empresarios se frotan las manos con este cambio, sin darse cuenta de que es un error a medio y largo plazo.
Es imposible competir con las mismas harramientas contra el esclavismo laboral de países emergentes, o se controlan las calidades y los mercados o se atiende a servicios en vez de a producciones, pero nunca (de momento) los europeos admitirán un sistema laboral como el vietnamita, por poner un ejemplo.
Por cierto los dueños, los amos de esos países también son distintos a los de Europa. ¿Están dispuestos los empresarios españoles a ser también como los empresarios de Vietnam? ¿A tener las leyes que tienen en esos países sobre el control de la producción, de los beneficios, de la gestión, de las subcontrataciones?