13.6.08

El sentido de la vida

Por un tipo de lógica que no recuerdo si ya he expuesto, pude concluir que no hay un sentido estricto para la vida (en sentido de superioridad delegada). Pero ayer mismo pude concluir otra consideración totalmente diferente.
Para esta consideración debemos preguntarnos, ¿Y si realmente la vida tuviera un sentido?
Para ello, mi visión anterior (sin sentido), no se aplicaría a la vida si no a la existencia, con lo que quizás pueda complementar ambas visiones.

Como introducción debo decir, como remarco siempre, que todas las visiones filosóficas son únicas de cada persona. Que no existen verdades puras (en el rango de la metafísica y el pensamiento filosófico), y que lo que se expone aquí no es más que la opinión de un escritor con mucho tiempo libre. Dicho esto:

El sentido de la vida.
Cuando nos disponemos a intentar entender el sentido de la vida nos perdemos la otra cara de la moneda como si pensáramos que es su adverso, o su enemigo. La muerte es tanto parte de la vida, como la vida misma, y el sentido de la vida, si es buen sentido, debe explicar también el sentido de la muerte, ya que es, simplemente, el fin de la vida.
(Aquí me abstengo de religiosidad. Si creen en el alma, todo se volvería más a largo plazo, en cuanto a la existencia del alma, su creación y no existencia, pero para el caso vale más la vida y la muerte, ya que son más cotidianos).

Imaginemos por un momento que no morimos. Que somos inmortales. Quizás el problema de base es que nos hemos adecuado a nuestra forma de vida, pero creo, realmente creo, que no soportaríamos ser eternos.
Quizás los primeros dos mil años serían algo ameno. Al tercer milenio yo creo que empezaríamos a aburrirnos. Es imposible que se inventen tantos chistes, tantos temas de conversación, tantos libros o películas sin caer en la repetición. Es imposible que el agrado que compartimos aquí en la tierra se pueda repetir hasta el infinito. No sé si existirá algún nombre para el rasgo psicológico, pero creo que todos sabemos que cuando queremos algo lo queremos con todas nuestras fuerzas, y una vez que lo tenemos, pasamos de el. Que pasara cuando en 10.000 años, en miles de millones, tuviéramos todo. En el sentido más infantil del termino, nos aburriríamos.

La muerte nos solventa ese problema. El único problema real que le veo a la inmortalidad. Por favor, ahora baso todo en esto. Si alguien tiene o cree, que existe, alguna pega más de la inmortalidad, o cree que hay una razón para la muerte (metafísica, no biológica como puede ser la regeneración de las especies), que la diga, que no se quede callado mientras piensa que no escribo más que idioteces.

Continuando, la muerte es la razón de que no quememos toda la “originalidad” que nos puede brindar la vida. La vida es por tanto, la capacidad de “originalidad”.
Aunque así dicho no lo parezca, esto es una tautología. La originalidad en la vida puede ser expresado meramente como un “vivir” la vida. Pero el sentido otorga un valor especial a la creación, a lo nuevo, en dos palabras, al cambio y a la progresión.
Si fuéramos inmortales no habría cambio (en el infinito), ni habría progresión (después de millones y millones de años).
La vida nos impulsa a cambiar, y a progresar. A ver cada día con una mirada nueva la vida. A ser originales únicos (como ya somos), a atraer un futuro determinado, a sentir, a saber y conocer cada vez más sobre todo, etc.
Como es una tautología, que el sentido de la vida sea vivir y experimentar con la vida, y progresar con la misma, como filosofía queda un poco coja. Pero al menos he creado algo.