25.6.08

Los apellidos SOCIALISTA OBRERO y el ajedrez

Los partidos políticos tienen una ideología, pero también tiene personas que son los que gestionan estas ideas en el día a día, y las contaminan o las transforman.
En el PSOE aragonés está sucediendo esto. En su gestión municipal, se han convertido en un grupito que gestiona con mano de hierro y en algunos casos con decisiones que se alejan de los principios de convivencia democrática, lo que convierte a las siglas en meros apellidos falsos.
Cuando no se es ni socialista ni obrera en la gestión diaria de la política, cuando se dice en público en el ejercicio de la política y por cargos institucionales que hacen la gestión que les da la gana porque para eso mandan, la pregunta que nos podemos hacer todos es ¿debemos seguir considerándoles socialistas y de izquierdas?
Cuando cada partido decide qué tipo de acuerdos va a gestar en su andadura política e institucional con el resto de fuerzas políticas, lo que la sociedad percibe es los nombres de la posibles alianzas.
No percibe la realidad del trabajo diario.
¿Debe mantenerse la idea de que pactar con el PSOE es hacer políticas de izquierdas cuando ellos no hacen políticas de izquierdas?
¿Debe mantenerse la opción de pactar con el PSOE si este grupo se dedica sistemáticamente a negar el mínimo respeto al grupo que en teoría debe en el futuro pactar con ellos?
¿Debe asumir la pérdida de respeto como algo “que entra en el juego político” sin tener en cuenta que a quien realmente se falta el respeto a a los ciudadanos que se representa?
¿No se está desvirtuando la política de verdad, y los primeros culpables por dejación o por falta de osadía son precisamente todos los políticos?
Al igual que el PP se modifica según el tipo de dirigentes que lo gestionan y puede pasar de ser un partido de extrema derecha a un partido de centro por obra y gracias del marketing político, así puede suceder con un partido socialista que puede pasar de querer ocupar todo el espacio de la izquierda a, sin dejar de engañar, hacer políticas liberales o lo que es peor, gestiones diarias con tintes dictatoriales porque ponen como primer elemento de gestión, la ostentación del poder.
Pero el resto de partidos parecemos anclados en posiciones fijas que si bien es lo correcto, no lo es si no tiene en cuenta los movimientos que los demás partidos ejecutan.
¿En que se diferenciaría hoy, pactar en el Ayuntamiento de Zaragoza, con el PP o con el PSOE?
El votante del partido pequeño lo vería como una afrenta. Pero simplemente porque no se le habrán preparado e informado con anterioridad.
La obligación de los políticos es ser inteligentes en su trabajo, saber jugar muy bien al ajedrez y conocer las jugadas a medio plazo.
Si solo sabemos mover pieza con arreglo a la que nos mueve el contrincante, estaremos siempre a su disposición, a su antojo. Normalmente entre grandes jugadores, los finales de la partida se juegan con peones, simplemente con peones que se encuentran bien situados.
Aun llevando las negras se pueden crear jugadas de ataque.