8.6.08

La importancia de los directores de periódicos diarios o el cambio de director en Heraldo de Aragón

Los diarios se podrían dividir de muchas maneras, pero una de ellas es según el tipo de dirección que tienen. Y cuando hablo de dirección, hablo del director del diario, no de los dueños, de los gerentes, ni de los directores generales o con adjetivos.
El director es el que firma el diario, el que en teoría da el visto bueno a todo lo que se publica, el responsable primero y último de todos los contenidos.
Y hay dos formas de ejercer esta dirección según el tipo de implicación que cada persona ejerce con el cargo.

Los hay que son directores para los asuntos importantes y para los editoriales.
Los hay que son directores para todo lo que el diario publica, incluida la línea idearia del mismo o incluso la publicidad.
Y los hay que ejercen una mezcla entre los dos modos de tomarse la dirección ejecutiva.

Cuando un director de diario cambia, se puede notar un poco o un mucho en su línea editorial, y puede que esta línea informativa traspase el pequeño artículo editorial para propagar su espíritu a todos los contenidos.
En el segundo ejemplo de director, el cambio se nota y mucho en todos los contenidos, y los periodistas pierden algo de su libertad pero ganan en seguridad, y el nuevo (porque en realidad es nuevo) producto destila nuevos sabores, nuevas maneras.
Uno de los primeros directores que adoptaron el segundo sistema de dirección fue Juan Luis Cebrián al entrar en El País y así él mismo lo ha reconocido en su libro “Cartas a un joven periodista”, pero el ejemplo más nuevo (creo) que lo tenemos en el Heraldo de Aragón, del que todavía no ha tomado posesión formal del cargo el nuevo director pero en cambio ya se nota su hacer, su dirección.
No me pregunten en qué, porque eso fastidiaría al nuevo director por obvio en su nueva responsabilidad. Digamos que yo lo noto y así queda más sutil.
Es bueno creo, que se note la mano del director en el producto final, porque de esta forma todo tiene un envoltorio que lo unifica y se sabe qué es lo que se adquiere, no ya por el precio que se paga sino por lo que tras los artículos adquiero y consumo.
Me encanta el nuevo Heraldo de Aragón, porque lo veo mucho más personal, mucho más crítico con lo establecido, mucho menos agradecido con los que en teoría mandan, porque no debemos olvidar que un diario es también un poder en si mismo.